Sorpresivamente el ruido de papel me despertó. Abrí despacio la puerta para asomarme en aquella oscuridad, mientras veía las siluetas de mis padres llenando de regalos los zapatos. Al principio me asombré; luego comprendí que los Reyes Magos eran ellos, cuando a la mañana siguiente Melchor, Gaspar y Baltasar, me despertaban para desayunar...