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Voy a contarles una historia y necesito que me presten mucha atención. Compartiré con ustedes algo que sólo yo sé, y voy a hacerlo porque es de vital importancia para ustedes, para mí, para toda la humanidad. Y no exagero.
Un día llegó a mis manos un cuento que se titulaba “El Ángel del Saber”, y la persona que lo escribió es un ser muy especial, lo cual no me sorprende porque sé quien es su padre y no podría ser de otro modo.
Voy a revelarles algo fundamental acerca de ese cuento, aún sin el permiso de su autora. Quizá debería haber conversado este asunto con ella primero, pero no va a faltar oportunidad, sé que va a saber comprender.
Si por mí fuera estaría recostada, bronceándome con el hermoso sol que veo brillar desde mi ventana. Pero rechazo esa exquisita tentación porque tengo la obligación, porque es necesario que les diga la verdad.
La verdad acerca de uno de los grandes misterios del universo, que ha intrigado por igual a niños, adultos y ancianos a lo largo de los siglos. Mucho se ha escrito, hablado y pintado; tantas especulaciones se han construido alrededor de este tema. Y yo, queridos lectores, tengo algo para decirles: ¡ los ángeles realmente existen !.
Es así.
Y aunque les resulte difícil de creer o ya tengan sus propias teorías al respecto, los invito a conocer la historia de uno de ellos en particular. Es la historia del “Ángel del Saber” la que les voy a contar.
Él conoce todos los misterios acerca de la vida y la muerte, sabe del hombre y sus contradicciones, recorrió cada rincón de la tierra y del universo.
Él conoce todas las respuestas y todas las preguntas; conoce incluso lo que permanece en el silencio sin decirse.
A él le fueron revelados todos los secretos, todas las verdades. Lo invisible y lo visible, la belleza y el horror, el bien y el mal, dejan de ser opuestos cuando este ángel pasa por tu vida, pues el amor en su corazón todo lo reconcilia.
El Ángel del Saber no es un ángel común que se limita a realizar buenas obras, a protegernos, a abrigarnos o a guiarnos en forma invisible y casi silenciosa.
El Ángel del Saber no es sólo un espíritu, de esos que te susurran al oído el mensaje de Dios, te hacen temblar o te erizan la piel a su paso. No, este ángel se encuentra entre nosotros y su tarea es extremadamente difícil, porque no sólo es el más sabio de todos los seres espirituales sino que además ( y éste es su verdadero desafío) él es un hombre.
Además de tener un cuerpo etéreo y energético, tiene un cuerpo humano, tiene necesidades humanas, tiene sentimientos y actitudes humanas. Comparte con esta raza todas sus limitaciones y todas sus virtudes, pero por ser quien es puede hacer ago que el hombre no puede hacer: en tan sólo un instante puede despojarse de todo aquello que no le pertenece naturalmente.
Tiene su morada aquí en la tierra, pero al mismo tiempo no la tiene.
Hay un camino que él nunca pierde de vista y que no deja de recorrer, pero al mismo tiempo vaga sin rumbo por aquí y por allá, siempre buscando algo.
Ha dado vida a muchos seres, pero sabe que ninguno de ellos le pertenece, ni siquiera los que llevan su misma sangre.
Se ha desgarrado sus ropas, su cuerpo, su alma, para llevar a cabo la misión que le hubieron encomendado hace mucho tiempo atrás.

Porque sucedió en el Cielo, hace no mucho tiempo, que la Reina Sol convocó a todos los ángeles. Ni uno dejó de asistir porque todos intuían que algo muy grave había ocurrido. Nunca, jamás, desde el primer día de la creación, la Reina Sol había estado tan triste. En la Tierra se vivieron momentos de terribles diluvios e interminables días grises, puesto que la Reina no podía detener su llanto y había decidido quitarse su manto dorado hasta tanto no cesara su dolor.
De todos los ángeles allí reunidos, sólo uno se animó a acercarse hasta su trono y preguntarle cuál era el motivo de tanta aflicción.
La Reina Sol le explicó que en un descuido de su parte, su hermosa hija se fue volando en una nube y hacía varios días que no regresaba.
- ¿Cuál es tu nombre, gentil ángel, que te has acercado a mí con tan sincera compasión?.
- Mi nombre es Eldarión y le ofrezco con mi corazón ir en busca de su preciosa hija.
La Reina Sol sonrió y tomando su mano le dijo al ángel que le cedería parte de su inmensa sabiduría y de su luz, para que fuera a la Tierra a recuperar a la niña, pues hasta allí fue que ella se fue volando en su nube.
- ¿Aceptas esta difícil misión? - le preguntó la Reina temiendo oír un no.
- Si, acepto, dijo el ángel - En parte porque nadie le dice que no al Sol, pero también ( y principalmente ) porque él siempre había estado secretamente enamorado de la niña, aún desde antes de que ella fuera dada a luz. Y ella, aún sin saberlo, estaba destinada a amarlo para siempre.
Así fue como el “Ángel Eldarión” se convirtió en el “Ángel del Saber”; así fue como un día dejó su hogar en el cielo para buscarlo en la Tierra hasta tanto encontrara a la Hija del Sol.
- Hay algo más que debo decirte antes de que te marches - dijo la Reina - No fue mi hija quien por propia voluntad decidió alejarse de aquí. Fue la Luna quien la acunó, le cerró los ojos, esperó a que se durmiera y subida a una nube la envió a donde ya no pudiera regresar. Y es que la Luna temió que al haber dos Soles, su presencia se viera opacada y ya no hubiera lugar para ella en el universo.
- ¿Por qué es la Tierra un lugar desde el cual la niña no puede regresar? -preguntó el ángel mientras empezaba a darse cuenta de la gravedad de la situación.
- Hay una ley bajo la cual viven todos los seres humanos y son muy pocos los que han logrado escapar a su poderosísimo alcance. Esta ley autorizó desde hace miles de años a un ángel, llamado el Angel del Olvido, a sellar los labios de todos los niños y niñas recién nacidos, para que ninguno jamás pueda contar quién es y de dónde viene. Así es como cada niño y cada niña, después de nacer, vive su vida sin revelar a nadie su verdadero origen, hasta que un día se lo olvidan para siempre.
- ¿Qué puedo hacer, Reina, para vencer el poder de esa terrible ley?
- Debes encontrarla y hacerle recordar. Aún así puede suceder que ella no quiera regresar, o que la misma Tierra no se lo permita. Entonces lo que debes hacer en ese caso es quedarte a su lado y enseñarle a construir, a su alrededor y en su interior, un hogar como el que dejó.
Y al otro día el “Ángel del Saber” partió, con le compromiso en su corazón de llevarle el Cielo a la Hija del sol.
Tuvieron que atravesar, ella y él, oscuros caminos hasta que un día, por fin, el destino del alma los unió.
El “Ángel del Saber” siempre la buscó, en cada uno de sus sueños, en cada mirada, en cada caricia. En cada proyecto que encaró, en cada persona con la que habló, en las miles de almas que ayudó. Detrás sólo estaba la ilusión de que ella viniera; de que un día, por fin, se presentara ante sus ojos.
Y aunque LA Hija del Sol nada pudiera recordar, ni el Ángel del Olvido pudo evitar que también ella lo buscara a él. Aún sin saberlo, aún sin pensar en ello. Era a él a quien buscaba en cada lugar por el que pasaba; era a él a quien añoraba en cada persona con la que estaba. Así fue que un día la muchacha miró a su alrededor y nada vio, solo oscuridad y vacío. Y miró los lugares por los que había pasado, y miró a las personas con las que había estado, y nada vio, solo soledad y tristeza sintió su corazón. Y fue el darse cuenta del sinsentido de su vida lo que permitió que el Destino, un día, la llevara hasta donde el Ángel del Saber se encontraba.
La hija del Sol, sin reconocerlo, le suplicó que la ayudara, que le enseñara cómo recuperar aquello que ella sentía había perdido hace mucho tiempo atrás.
Fue ese día que en la tierra el brillo del Sol volvió a asomarse. Con ese encuentro las lluvias cesaron y un aire cálido y fresco volvió a acariciar a todo lo que habitara en la Tierra. La gente salió de sus casas, bailando y riendo, pues habían estado esperando ese día desde siempre. Los animales y los niños se miraron cómplices, ya que ellos eran los únicos que entendían lo que estaba ocurriendo: que la Reina Sol había vuelto a sentirse feliz.
- Nadie me lo ha dicho, pero te miro a los ojos y sé que eres el único que puede rescatarme de este absurdo mundo - le dijo ella a este extraño hombre que la devoraba con su mirada.
- Es así como tú dices, y debes saber que yo he venido hasta aquí, y he vivido una vida como hombre, solamente para estar a tu lado - le dijo el ángel a la muchacha mientras su corazón desbordaba de felicidad.
- No entiendo bien lo que me dices - le dijo ella a él, mientras su corazón desbordaba de felicidad también.
- Tú necesitas encontrarte contigo misma, has decidido que quieres saber quién eres realmente. Por eso aparezco yo, hermosa mujer, no como una ley inevitable, sino que yo estoy en el camino que tomaste el día en que decidiste ser vos. Cuánto más cerca de ti estás, más cerca de ti estoy, no por imposición, simplemente porque soy parte de tu búsqueda de vos misma.
- ¿Eres como un ángel que ha venido a buscarme para mostrarme el camino de regreso a casa, no es cierto?.
- He venido a hacerte recordar quién eres, le dijo el Ángel y la besó. Toma mi mano, aférrate a mí con fuerza y no temas. He venido desde muy lejos, he venido del lugar al que tú perteneces. Déjame mostrarte, reconoce tu hogar a través de mis ojos.
La muchacha lo abrazó, Y en un segundo que fue una eternidad, ella recordó.
Y nunca el Cielo se vio tan hermoso. El mundo entero se detuvo para contemplar tanta belleza. Las nubes bailaron entre ellas y en miles de colores se bañaron para pintar el cuadro más alegre que jamás haya existido. Y los ángeles aún reunidos con la Reina, se pusieron de pie y desplegaron sus alas en todas direcciones, y en la Tierra en ese momento se respiró el aire más puro y limpio de todos los tiempos.
Y allí estaba la Reina Sol, con su hermosa capa dorada sobre sus hombros, irradiando un brillo tan intenso que todos los hombres debieron cubrirse los ojos. En ese momento, la muchacha miró al cielo y sucedió que fue la única persona en todo el mundo que pudo mirar de frente al Sol y sostener su mirada.
Fue justo ahí, en ese encuentro privado con el Sol, que ella entendió. Porque algo pasó, y fue que el Sol le sonrió. Cuando se lo contó al ángel, él le dijo que ya lo sabía, porque esa sonrisa había sido para los dos.
Y la Luna, que desde su lecho observaba todo lo que estaba ocurriendo, también se dio cuenta de que ya no iba a poder hacer más nada para separarlos, porque se necesitarían mil Lunas más para sabotear tan sincera unión.
De común acuerdo, decidieron vivir juntos en la Tierra, pero construyeron un cielo tan hermoso con su Amor que casi no hubo diferencia entre un lugar y otro, al menos para ellos.

Y ésta es la historia del “Ángel del Saber”, quien finalmente encontró su morada en la Tierra; quien encontró al final del camino lo que había venido a buscar; quien logró construirle un hogar a la razón de su existencia.
La historia de este ángel es la historia de amor más bella que conozco, pues al final todo se trata de eso. El amor como camino, el amor como motivador, el amor como objetivo, el amor como unión. Ese es el mensaje más importante que me transmitió este ángel cuando pasó por mi vida. Esa es la respuesta a todas las preguntas, me dijo. Esto es lo que yo tenía para decirles a ustedes.


- FIN -


Texto agregado el 30-06-2002, y leído por 526 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-03-2003 sorry...no me gusto...no cro ke te siga leyendo...la vedad, creo ke tu historia e slenta y un pokitito inconexa...pero solo e smi opinion... dulcilith
 
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