El desfile de la sociedad
se ha iniciado al sonido
de la clepsidra invertida,
Phersu ha adiestrado a su prole.

Un guerrero originario
de la furia volcánica de todos los tiempos
esta atravesando el tiempo antes de que sea,
es conciente de que se dirige a una batalla
en la que héroes y villanos surgirán.

Las máscaras del rol bailan al son del viento
mientras el fuego de un poco de pasión
a sus muertes inminentes, potenciales.

Para semejante espectáculo
se recrean dos nubes apoyadas en un árbol,
las tribunas y quienes contemplan
se sientan sobre el viento y rotan su visión
según donde estén volando.

El guerrero toma una rosa mordida
y llora una lágrima sobre ella,
Phersu lo observa y debe superarlo,
toma una rosa e improvisa un soneto,
las máscaras lo aplauden.

El guerrero baja de la nube
se sostiene e intenta bajar,
Phersu no comprende y ríe burlonamente.

El guerrero baja a la tierra nuevamente,
amenaza a Phersu:
“Prueba el filo de mi imaginación”.
Phersu no comprende
y finaliza su lectura de estas palabras
con el sabor de haber sido ironizado.