Entre dos aguas.
Sam, Samantha, ha tenido una discusión con su madre. Después de esta charla mitad gritos, mitad lágrimas, se encierra y le cuenta toda la historia a quien mejor sabe escucharla.
Sam: “Sueños rotos bajo mis pies, estrellas sin luz ante mis ojos. Dentro de mí el dolor y el vacío que queda cuando se nubla el espejismo y vuelve la realidad. Ya nada sirve para volver al antiguo castillo donde todo era posible, donde todo era irreal. No sirven de nada aquellos viejos recuerdos que llevaban a un mundo mágico de ilusiones y seres místicos.”
------: Vamos, no llores, todo acabará cuando decidas dejar de preocuparte y luchar por lo que sientes, no importa que no encuentres las respuestas que quieres; en todo caso tendrás esas respuestas, aunque no te gusten.
Sam: ¿Qué hay detrás de tu aspecto sereno?, ¿quizás la inseguridad y el miedo de amar y no poder decírselo?. Tengo que ser fuerte, es cierto, pero no sé cómo hacerlo si necesito a alguien a mi lado y sólo hallo puños cuando tiendo mi mano en busca de otra mano que me dé confianza.
------: A ella nunca le importó porque nunca lo supo, o porque nunca lo quiso entender. Tienes que aceptarlo, él te gusta y no puedes hacer nada al respecto. Sí, quizás todo sería más fácil si pudieras controlar lo que sientes, quién te gusta y quién no, pero no es así. El amor no es como un programa de tu ordenador, que si no te gusta lo borras y se acabó, a empezar todo de nuevo. Él no lo sabe, al menos tienes esa ventaja: no has de bajar la mirada cuando nos crucemos en cualquier sitio. Todo puede seguir como hasta ahora, seréis amigos y nada más pero... ¿serás capaz de verlo y no sonreír?, ¿podrás calmar tus latidos cuando se te acelere el corazón al oír su voz... o su nombre?.
Sam: Me he enamorado de mi mejor amigo, no es tan difícil de aceptar, ¿no?.
No puedo decírselo, me tomará por idiota, se reirá de mi... Pero por otro lado, no ha cambiado, sigue siendo el mismo. Todo sería más fácil si viviera en una isla desierta, sin nadie de quien esconderme. ¿Sabes?, te noto tan cerca de mi y sin embargo intento tocarte y, aunque también tú alargas tu mano hacia mi, hay un muro frío e invisible entre tú y yo.
------: Pero deja de mirarme a los ojos, no vas a encontrar la respuesta a esto mirándome; no hay nada más detrás de este espejo. No sirve de nada escribir poemas en el cristal frío y húmedo, no puedes esconderte en ellos. Aunque yo esté aquí soy simplemente tu reflejo, producto de tu imaginación, de tu fantasía.
Sam: La cabeza me va a estallar, todo se ha vuelto demasiado complicado. Pero tienes razón, he de despertar de esta pesadilla de quererle y no poder decírselo, he de enfrentarme a él; tal vez si le digo lo que siento, si le explico... También tengo que aceptarlo: soy quien soy, no puedo cambiar lo que siento. Basta ya de negarlo, no más mentiras... a nadie: amo a mi mejor amigo, y él no lo sabe.
Ahora Sam (Samuel, no Samantha) ha dejado de fingir. Frente a unos ojos color miel acepta el cambio no sin dudas y temores.
Sam: “Sueños rotos bajo mis pies, estrellas sin luz ante mis ojos. Dentro de mí el dolor y el vacío que queda cuando se nubla el espejismo y vuelve la realidad. Ya nada sirve para volver al antiguo castillo donde todo era posible, donde todo era irreal. No sirven de nada aquellos viejos recuerdos que llevaban a un mundo mágico de ilusiones y seres místicos.”
------: Vamos, no llores, todo acabará cuando decidas dejar de preocuparte y luchar por lo que sientes, no importa que no encuentres las respuestas que quieres; en todo caso tendrás esas respuestas, aunque no te gusten.
Sam: ¿Qué hay detrás de tu aspecto sereno?, ¿quizás la inseguridad y el miedo de amar y no poder decírselo?. Tengo que ser fuerte, es cierto, pero no sé cómo hacerlo si necesito a alguien a mi lado y sólo hallo puños cuando tiendo mi mano en busca de otra mano que me dé confianza.
------: A ella nunca le importó porque nunca lo supo, o porque nunca lo quiso entender. Tienes que aceptarlo, él te gusta y no puedes hacer nada al respecto. Sí, quizás todo sería más fácil si pudieras controlar lo que sientes, quién te gusta y quién no, pero no es así. El amor no es como un programa de tu ordenador, que si no te gusta lo borras y se acabó, a empezar todo de nuevo. Él no lo sabe, al menos tienes esa ventaja: no has de bajar la mirada cuando nos crucemos en cualquier sitio. Todo puede seguir como hasta ahora, seréis amigos y nada más pero... ¿serás capaz de verlo y no sonreír?, ¿podrás calmar tus latidos cuando se te acelere el corazón al oír su voz... o su nombre?.
Sam: Me he enamorado de mi mejor amigo, no es tan difícil de aceptar, ¿no?.
No puedo decírselo, me tomará por idiota, se reirá de mi... Pero por otro lado, no ha cambiado, sigue siendo el mismo. Todo sería más fácil si viviera en una isla desierta, sin nadie de quien esconderme. ¿Sabes?, te noto tan cerca de mi y sin embargo intento tocarte y, aunque también tú alargas tu mano hacia mi, hay un muro frío e invisible entre tú y yo.
------: Pero deja de mirarme a los ojos, no vas a encontrar la respuesta a esto mirándome; no hay nada más detrás de este espejo. No sirve de nada escribir poemas en el cristal frío y húmedo, no puedes esconderte en ellos. Aunque yo esté aquí soy simplemente tu reflejo, producto de tu imaginación, de tu fantasía.
Sam: La cabeza me va a estallar, todo se ha vuelto demasiado complicado. Pero tienes razón, he de despertar de esta pesadilla de quererle y no poder decírselo, he de enfrentarme a él; tal vez si le digo lo que siento, si le explico... También tengo que aceptarlo: soy quien soy, no puedo cambiar lo que siento. Basta ya de negarlo, no más mentiras... a nadie: amo a mi mejor amigo, y él no lo sabe.
El hecho de que el protagonista se de uno u otro sexo cambia por completo la historia, pero no debería cambiar nuestra visión de la misma.
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