Nos perdimos en la oscuridad de la noche.Tú desapareciste en aquel último tren y en el último rincón del mundo, ahí me senté: sola, triste y apagada por tu partida.

Confundida tras aquellos últimos besos que nos dimos cargados de amor e ilusión, que fueron:
Lentos; para prolongar este último instante juntos.
Dulces y sinceros; como si de una penetración se tratase. En la que para mí fue como haberlo dado todo por ti en esos besos que casi me hacen desvanecer de placer.
Y tristeza y dolor porque significaban el fin. La tristeza y el dolor que ahora, aquí sentada, perdida en la oscuridad todavía siento al saber que ya no estás junto a mí. Que te has ido tras dejar sobre mí la huella de aquellos dulces besos que hicieron vibrar mi ser momentos antes de marchar.

Mis ojos se han apagado y lloran tu ausencia.
Ahora, aquí sola, en este último rincón, encogida. Sólo puedo recordar su penetrante mirada, sus claros ojos, el suave movimiento de su pelo, las marcadas facciones de su cara, la musculatura de sus brazos, esos brazos en los que me perdí con aquellos besos. Todos los instantes felices y amargos pasados juntos.

Ahora ya no está conmigo, pero mi corazón aún le siente aquí y se niega a creer que se ha marchado con la llegada del verano.
Ahora está lejos, pero sé que volverá y aunque volvamos a estar de nuevo separados por el verano, esta vez sé que al término de este, él, el de siempre, mi amor, volverá. Volverá con lso primeros días del otoño y traerá consigo la alegría a mi ser.

Pero ahora mi alma dolorida se despierta día a día haciéndose la misma pregunta: ¿Se habrá olvidado de mí? Así consigue atormentar mi pensamiento e inundar mis ojos de dolor.

Esta es la oscuridad de este rincón, y mientras me levanto profundamente dolida, caminando sin rumbo y perdida ya que él no está para guiarme. Sólo tengo un único destino fijo. Esperar a que el otoño vuelva y con él mi amor; que ahora sé que al término de esta oscura lucha él vendrá. Mientras yo le seguiré queriendo.