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La primera vez que le vi, estaba sentado en la puerta de la casa de mis padres. Le pregunté lo que deseaba, no respondió. Ya estaba por irme cuando vi que mi madre se le acercaba y le hacía preguntas. Este, se paró y le hizo reverencias a mi madre, tuve que detenerme y regresar para cuidar a mi madre. ¿Quieres que lo eche mamá?, le pregunté a mi madre, pero ella me dijo que no, que no era necesario. Mas bien, me dijo, tráele un poco de restos del desayuno, se le ve que ha dormido en la calle y que no tiene adonde ir ni que comer, anda hijo y tráeme lo que te pido. Jamás la había visto tan generosa a mi madre pero le hice caso y le traje los restos del desayuno al tipo que, en verdad, parecía no haber comido nada durante días pues estaba casi hueso y pellejo, pero tenía un rostro especial, muy especial, como esos hombres que viven sumergidos en un mundo de ensueño, algo así como un artista. Mamá, pregunté. ¿No será un loco o un artista? Mamá me miró y empezó a reír con sutileza. Hijo, me dijo, puede ser, pero ahora no importa lo que sea, ahora es un pobre hombre que no tiene qué comer ni dónde dormir. Alcé los hombros y me fui de la casa no sin antes pedirle a mi madre que no le diera mucha confianza.

Durante todo el día en la escuela la pasé bien. Me vi con mis amigos, planeamos el futuro, vi a mi chica, nos dimos unos agarres y por último, me dieron la feliz noticia que mi nombre estaba entre los futuros becados. No cabía en mi cuerpo y con esa noticia volví a mi casa. Les conté a mis hermanos, a mis padres, a mis vecinos, a todos acerca de esto, y todos me felicitaron... Fui a mi cuarto y traté de dormir cuando escuché un sonido en la ventana. Me levanté y vi que era el hombre de la mañana. Le pregunté qué era lo que quería, pero no hizo más que sonreírme, abrir la boca, sacar la lengua y alejarse y volver como esos perros sin dueño. Me dio pena y fui a la cocina y le di un par de emparedados. Luego, cerré la ventana y me eché a dormir.

Todo quedaría normal sino fuera que tuve un sueño en donde este loco era un valiente guerrero enjaulado junto a un monstruo de cinco cabezas, y cada una de ellas le atacaban si piedad. Lo extraño de todo es que este guerrero no hablaba ni pedía ayuda a nadie, tan solo le miraba al monstruo y con un palo se defendía, nada más... Me le acerqué y vi que cerca de él había una espada. Se la alcancé, pero este hombre me dio una sonrisa de la misma forma que el loco de la mañana y con la espada, rompió sus cadenas, partió la puerta en dos y salió de aquella jaula... Ya se estaba alejando cuando retornó hacia mí y me dio la espada. Volvió a sonreír y se alejó para siempre... Me quedé solo frente al terrible dragón que al verme se me tiró encima y cuando estaba casi pegado a mi cuerpo pude verle los ojos, y vi que esos ojos eran como espejos y en él, yo me reflejaba, y me vi como un dragón con cinco cabezas... Luego, desperté agitado. Me levanté y aún era de noche. Volví a acostarme y me quedé secó como una tabla.

A la mañana siguiente salí temprano de casa, con la idea de volver a ver al hombre que ríe. Le vi durmiendo en la parte interior de una banca. No lo quise despertar y le dejé un poco de comida. Ya me estaba alejando cuando sentí que alguien se me acercaba. Era el hombre. ¿Qué quieres?, pregunté, y este me volvió a mirar y sonrió como en mi sueño y como la noche en que le di un poco de comida... Continué mi camino hasta llegar a mi casa y hablé con mi madre largo rato acerca de este sueño. No creas en los sueños, me dijo ella. Callé y salí rumbo al colegio. Y cuando llegué me olvidé de todo. Continué con mis estudios, mis amigos, mi chica, ni futuro, etc. Y cuando estaba saliendo con varios amigos le vi, sí, vi al hombre de la sonrisa. Me alegré pero mis amigos al verlos empezaron a tirarle piedras, basura, de todo, como burlándose de este. Pero este se defendía con un palo, al igual que en mis sueños. Entonces pude ver con claridad que tenía que ayudarle. Detuve a mis amigos, les pedí que este loco era un ser totalmente inofensivo, pero mis amigos se burlaron de mí. Al ver esto, me puse delante del hombre y les dije que si deseaban continuar burlándose del este, tendrían que hacerlo también a mí... En ese instante todos me miraron y dejaron de reírse, de tirar basura y se retiraron...

Aun no puedo creer lo que pasó después porque luego que mis amigos se fueron, me quedé con el loco y este, volvió a sonreír para mí y, de su asqueroso saco, sacó una especie de espada de juguete. Me la dio y se fue saltando entre risas... Me quedé con aquella espada y la dejé sobre mi escritorio, y luego, me quedé dormido. Lo extraño de todo es que desde aquel día nunca más he vuelto a soñar con nada ni nadie. Lo mas extraño es que jamás he vuelto a ver a este loco que para mi interior, era un verdadero guerrero, el guerrero de los sueños...




San isidro, julio del 2006

Texto agregado el 05-07-2006, y leído por 177 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-07-2006 de la concha de su madre man, espectacular, de puta madre, muy bueno. inakix
 
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