Un rayo de luz se dirigía directo a su rostro, despejando de alguna forma esos grises que opacaban su tez blanca, haciéndola ver casi angelical. Poco a poco fue despertando de ese sueño apaciguador, despertando hacia la cruel realidad. Sus pies descalzos, poco acostumbrados al contacto con el piso, se encontraban arañados por el inclemente cemento sobre el cual yacía su cuerpecito delgado, que ya dejaba ver sus pequeños huesos. Sus ropas, que alguna vez (que parecía muy lejana) fueron una hermosa bata de dormir rosada con bellas aplicaciones de encajes, se encontraban rasgadas y sucias, quizás por ese trozo de papel áspero que cumplía la función de protegerla del frío matutino, al cual no terminaba de acostumbrarse... Tenía ya dos días sin comer, y su estomago ya exigía alimento a gritos, pero no le importaba. Sus diminutas manos con las uñas ennegrecidas se dirigieron a su rostro tratando de proteger sus ojitos de la luz, y una vez con los ojos abiertos, recordó donde estaba... perdida en ese desierto de cemento. Miró a su alrededor, ese paisaje lleno de gris, lleno de nada, y la personas que a lo lejos pasaban sin advertirla. Se sentó estirando sus brazos hacia los lados, con una gran bostezo, mientras observaba una foto en la primera plana de ese periódico que la cubría.. una gran noticia...su noticia... su foto... con un título que decía “Desaparecida”. ¿Desaparecida?? ...Escapada tal vez quedaría mejor... fue en ese momento cuando comprendió que ya era el momento de volver a ese hogar del que había huido, porque a pesar de los continuos gritos que retumbaban en sus oídos, de las constantes peleas..a pesar de todo, si la necesitaban.. si les importaba. Fue así cuando después de 3 días decidió que debía regresar.. pero... que podía saber una niña de 8 años como llegar a su casa?
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