Casi no podía dormir, daba vueltas y vueltas, te metiste en mi, me inundaste, ultrajaste mis sueños, mi amanecer silencioso, antes aún que el sol llegara, mi cuerpo ansioso no pudo màs. Lo despertè, como se hacerlo, una caricia suave, un roce, necesito sentir ahora le dije. Estuvimos en mil lugares, en mil posturas, tu arriba, yo sobre ti, buscando, probando como sería saciarte; pensaba en otro en ese momento prestado de pasión, buscaba, mis manos te inventaban, mi lengua te imaginaba, mis ojos cerrados me hablaron de tus besos, de tu ternura, de tu cercanía. Tu rostro conociendo, enredado en mi pelo, en mi cuello, susurrando palabras del sin sentido, alimentando cuerpos, ansias, ganas terribles de poseer y pertenecer. Mi despertar convulcionado, fuera de control, rogando no decir tu nombre, rogando no arruinar la delicia que estabamos viviendo, mientras la habitación se iluminaba, había salido el sol y con el la perdición.
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