Dedicado a dos de los más grandes poetas que han existido, A.Pizarnik
y A.Rimbaud.-
Adorada Alejandra:
A pesar de la distancia y los ingratos años no logró apartarla de mis sueños, su herida de lila asustada llega sin compasión. ¡Mi dulce niña!
Verlaine siente celos de Ud., mas no comprende que la distancia jamás separa lo que está unido para siempre, sus estrofas me encogen el corazón noche tras noche, su casita dibujada sobre una página en blanco me invita a naufragar en su tristeza.
Alejandra, un setiembre no puede separar los lazos y las cadenas invisibles que unen nuestros espíritus, más allá de los años y la muerte.
Reciba esta carta que sangra, escríbame en francés, criatura enamorada de las condesas y traspase las fronteras del tiempo.
“Ven a mí” por que
¡Todo crece y sube!
¡Oh Venus, oh Diosa!
¡Añoro de otros tiempos la juventud famosa
de sátiros lascivos, de faunas con fiereza,
de dioses que mordían por amor la corteza
del árbol, y en nenúfares a la ninfa besaban!
Con amor, Arthur.-
Mi estimado poeta:
Respondo sencilla y claramente a su ardorosa carta, tratando de ser todo lo amable que la situación merece.
Me ha enorgullecido a tal grado el reconocimiento hacia mi humilde escritura, viniendo de tan sabio poeta, que la euforia no me permite expresar todo lo que pretendo.
Quisiera decirle que me encantaría poder verle personalmente, pero difícil es, ya que los muros actúan en contra nuestra y la distancia está presente, mi queridísimo Arthur.
Deseando que lleguen a sus manos mis líneas, quiero también contarle, que su poema deleita a mis ojos, que no se cansan de releer sus versos tan exquisitos.
Un ardiente abrazo de su amiga Alejandra.-
Mi querida Alejandra:
¿Alguna vez pensó que el Universo podría ser un número indefinido de poemas?
¿Y si las galerías me llevaran más allá de los jardines? Yo prefiero soñar que hay escaleras que se abisman y se elevan hacia lo remoto.
Lo que escribo, tal vez la confunda, pero sabrá interpretarlo finalmente.
Yo afirmo que los espejos son interminables, y que un libro puede revelarnos todos los misterios existentes y contínuos de la vida. En una de las habitaciones, cuya llave está prohibida para mí, hay, frente a un espejo, un libro escrito en latín; hay testimonios que dicen que sus palabras pueden transportarnos a cualquier esfera; se dice también, que el tiempo y el espacio desaparecen.
Querida, quizás sea la última vez que sepa de mí, aunque si esto resulta...
Adiós o hasta pronto, cuide de sus lilas.
Arthur.-
Mi querido Poeta:
Usted ha llegado tarde. Un 25 de Setiembre me ha encontrado y la última inocencia fue partir,; ya que no soportaba la idea de no verle, fui por usted.
Le quiere eternamente
Alejandra.-
|