- La verdad es que estaba linda la casita, no..?
- Y qué querés que te diga, a mi me pareció la mejor de las que hemos visto hasta ahora.
- Mirá, si a vos no te incomoda que esté lejos del pueblo, ya podríamos ir pensando en alquilarla.
- Todo tiene su ventaja y su desventaja. Teniendo yo el auto puedo ir al pueblo aún cuando vos estés en el trabajo. Y mientras tanto vivimos disfrutando de la tranquilidad y del verde.
Así se iba desarrollando el diálogo entre María y Demetrio en aquel céntrico hotel de Cork, al sur de Irlanda.
Demetrio era ingeniero en acueductos y la Pipes Old Company, empresa en la que trabajaba en Buenos Aires, lo había destinado a Irlanda por un par de años.
Muy buen sueldo.
La pareja era joven, un año y medio de casados. Sin hijos. Ideal para comenzar a construirse un buen futuro.
Pero, ya tenían que ir pensando en dejar el hotel, y conseguirse una vivienda.
- Sí. La verdad que sí. No tenemos problemas de ruidos, ni tránsito ni nada. Ya estaba medio cansado de vivir allá en Palermo en medio de todo el despelote. Además, si seguís escribiendo tus cuentos, ese entorno de la campiña y la tranquilidad que hay, te van a favorecer.
- Además esa cocina..., con ese ventanal a la colina, era hermosa. Te acordás de la oscuridad de la cocina en el departamento de Buenos Aires...? Esta es muy luminosa. Me encanta.
- Y también la amplitud de los dormitorios, y el tallercito, y el garaje y el líving con madera a la vista...
- Che, Demetrio, decime una cosa, vos te acordás donde estaba el baño...?
- El qué..?
- El baño, Demetrio. No puedo acordarme donde estaba el baño.
- Pero la puta, vos estabas en esos detalles. Yo me fijé más en el asador, el tallercito, el tamaño de la cochera. Cómo dónde estaba el baño..?
- Y sí..., dónde estaba el baño. No recuerdo haberlo visto. Qué querés que le haga. Para mí no había baño...
- Pero cómo no va a haber baño, María..., en algún lugar debería estar. Cerca de los dormitorios, no sé, pero cómo no va a haber baño...
- Y si volvemos a la casita para ver..?
- Son 35 kilómetros de aquí, María, cómo vamos a volver solamente para ver donde de estaba el baño. Yo me había desentendido de eso. Pero ves como al final tengo que estar en todo yo..!
Claro, ya comenzaba la discusión. Que la culpa es tuya, que no, que también es tuya...
María ya sabía que no convenía discutir. Y menos aún estando tan lejos de los afectos.
- Vamos a hacer una cosa. Le mandamos un mail al propietario y le preguntamos simplemente dónde está el baño.
- Maldita la gracia que me hace. Como un boludo voy a quedar preguntándole eso...
- Y bueno, mi amor, a cualquiera le puede pasar.
- El tipo era un pastor protestante, no..?
- Sí. Era pastor. William Foster se llamaba.
Tanto Demetrio como María dominaban muy bien el inglés.
No le costó nada a Demetrio redactar una nota sin ningún tipo de errores, pero claro, en el práctico y escueto inglés americano, que era el que había estudiado.
Así es que en determinado párrafo le pregunta:
“I am sorry, but ¿would you to imform me where is de WC?”
Cuando don William recibe la nota, nunca se imaginó que Demetrio preguntaba por el water closet, sino que, con bastante lógica, interpretó que WC se refería a la West Chappel, que era el Oratorio Protestante del lugar, en el que él oficiaba como Pastor.
Inmediatamente, comenzó a responder.
“ My dear Mr. Demetrio:
- Querido..., me parece que te llegó la respuesta del pastor. Por qué no abrís la casilla de los mails..? Yo soy medio inútil para eso.
- Si, ya voy.
A ver...
Demetrio comenzó a palidecer.
- Y..? Demetrio, qué dice..?
- Mierda vamos a alquilar esa casa..!, Mierda la vamos a alquilar...
- Pero qué es lo que pasa..?
- Vení, acercate, leé...
“ My dear Mr. Demetrio:
I am so glad to answer you...para informarle que el servicio al que Ud. se refiere queda a 12 Km al este de la casa, siguiendo la huella de tierra. Es un poco incómodo, reconozco que esa es la verdad, sobre todo cuando se tiene la necesidad de ir a menudo. Pero algunas personas acostumbran a llevar la comida y permanecen allí durante todo el día.
Algunas van a pie, otras en bicicleta. Lo que ocurre es que se trata de ocupar los mejores y más cómodos lugares para un acto de tanta importancia.
Allí hay capacidad para 400 personas cómodamente sentadas, pero, lamentablemente, 100 tendrán que hacerlo de pié.
Los asientos están tapizados con terciopelo, pero no hay aire acondicionado, causa por la que, con tantas personas, suelen producirse algunos imaginables inconvenientes.
Personalmente les recomiendo acostumbrarse a ir temprano por la mañana para conseguir lugar. Les comento que mi propia mujer, por ejemplo, fue hace 10 días y todo el acto tuvo que soportarlo de pié. Desde entonces no ha vuelto a utilizar el servicio.
Los niños se sientan juntos y cantan a coro. A la entrada, lógicamente, se les da un papel a cada concurrente. Las personas que no alcanzan a proveerse de su propio papel, pueden utilizar el de su compañero más cercano.
Eso sí, a la salida deben devolver el papel utilizado en el servicio para que cada persona pueda usarlo durante todo el año.
Todo lo que Ud. deposite servirá para preparar comida a los niños pobres del asilo.
El servicio cuenta con algunas comodidades adicionales, como por ejemplo el fotógrafo, que le podrá tomar una fotografía en aquellos momentos culminantes del acto, para su posterior grato recuerdo y el de su familia. Generalmente estas fotos son luego publicadas en el periódico local.
Sin más y esperando haber satisfecho su curiosidad, me despido con todo afecto.
Pastor Will Foster”.
María y Demetrio alquilaron un oscuro y pequeño departamento en el centro de la ciudad de Cork.
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