Ese 17 de Mayo cumplías tres añitos. Te había comprado una bici como me habías pedido. Estábamos solos los dos.
Era una linda noche, el cielo estaba estrellado y el ambiente era cálido, estábamos escuchando a un cantautor Chileno: Víctor Jara. Tu tarareabas sus canciones. Eso me hacía reír.
No entendías ni jota de lo que decía, pero las cantabas..
Comimos, reímos y cantamos.
De pronto tocan la puerta. ¿Quién interrumpía ese maravilloso momento?
Decidí no ver y quedarme contigo. Grave error. La puerta se vino abajo. Entraron diez personas. Todos armados, dando gritos que se mezclaron con tu llanto y con los cantos de libertad de Víctor Jara. Eran militares, exigiendo un derecho dado por no sé quién para llevarte con ellos. Por supuesto que rehusé a ello, estaba por alcanzarte cuando sentí en mi cabeza un fuerte golpe. Caí , debil, Casi inconsciente. Mi cuerpo no se movía.
No sentí los constantes golpes que me propinaban.
Pero, para mi sentir; Te podía ver.
Vi con impotencia como te tomaban sin hacer caso a tu llanto y te llevaban lejos. Antes destruyendo el disco que más te gustaba dando vuelta la casa buscando algo que no encontraban.
Mis ojos se mezclaron con los tuyos, en un llanto lleno de rabia, impotente ante sus armas y los golpes que me sacudían en el suelo
Así te vi partir. Para no verte más.

Esta historia está dedicada a las madres de Argentina de la plaza de Mayo.
La lucha no termina mientras hayan heridas.