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Una Traición

Era una noche oscura, más oscura que todas, terminaba de llover.
Caminaba esquivando charcos para no mojarme, cuando me empapaba de recuerdos como caminando sobre ellos sin evitarlo. Me recargué en un árbol que encontré en mi camino y me solté en llanto despedazada por aquel recuerdo, el peor de todos.
Era una confusión enorme, nudos y líos en mi mente que no podía desenmarañar, anhelaba desaparecerlo de mi memoria, volverlo inexistente en mi corazón, pero se venía una vez más, y otra seguida de otra más, constantemente su mirada frente a la mía, ya sin necesidad de cerrar mis ojos para imaginarlo. Escuchaba su voz que me atormentaba y me complicaba el laberinto del que me sentía prisionera. Mordía mi labio inferior sin sentir dolor y mis lágrimas simulaban la tormenta que estaba viviendo.

Sin creerlo, lo repetía para convencerme de lo que había sucedido. En un segundo deseaba morir, y al otro vivir solo para vengarme de aquella traición.

Buscaba algo de lógico a lo ilógico, algún fin a la infinidad, algún remedio a lo irremediable.

No podía pensar, sólo sentía lo peor que he sentido en mi vida, algo indescriptible, algo simplemente indescriptible.

Seguí vagando y no se como hice para sobrevivir sin bebida y alimento, ¿Sería acaso que necesitaba más estar con él, que todo aquello primordial? ¿Sería acaso que se había vuelto más imprescindible que lo realmente imprescindible?

Después de algunos días, regresé a casa sin verdaderas ganas de regresar, irreconocible, lo digo así por que creía no reconocerme en ningún aspecto. Cuando me miré al espejo dudé si era yo la que estaba postrada frente a él. Cuando cerré mis ojos y miré hacia dentro descubrí que también ahí, en lo interior había una persona nada parecida a mí.

Más tarde escuché que llamaban a la puerta, y en mí se despertaron una gran variedad de sentimientos; sentí el coraje de una mujer traicionada, sentí la emoción de una mujer que lleva siglos sin ver a su amor, sentí la amargura de una mujer decepcionada extremadamente, sentí el amor de una mujer que amó “inexplicablemente”

Aún no logró comprender por que lo hizo, aún no logro asimilarlo, discernirlo. Aún no concibo la idea de que me haya traicionado.

No es tiempo ahora, ni ha sido nunca de reproches, no es tiempo de lamentarse, aunque aún sigue sin cerrar siquiera esta herida. Sólo él sabe por que lo hizo, sólo él lo sabe…

Han pasado ya unos años de eso y sigo pensando en él, hice todo lo necesario para olvidarlo; dejé mis cosas, mi casa, mi ciudad, mi gente y la gente que teníamos en común, pero aprendí que eso, todo eso estaba aislado de este amor, que no dependía de nada de esto, pero no logro descifrar de qué, sólo sé que existe y que no lo puedo sacar, está aquí como mi propio cuerpo, como mi propia alma, ¿y cómo no? Si lo amé con todo, con mi cuerpo, con mi alma…

Texto agregado el 03-07-2006, y leído por 129 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
30-09-2006 muy bien, me parece un retrato desgarrador, con fuerza y sobre todo muy bien escrito. juan-selva
09-08-2006 me encanta, sabes que lo haces muy bien pedrazzini
 
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