Al estar soñando,me imaginè un mundo sin violencia, con mucho amor, sin odios, sin rencores, sin vicios, sin maldad en donde los humanos nos entregamos unos a otros.
Soñè que ya no habìa niños de la calle que cada quien atendìa a sus hijos y que los ancianitos eran los màs respetados por su gran sabidurìa, que nadie era egoìsta, que a cual màs querìa hacer un favor a otro.
Tambièn que no dañabamos la naturaleza, que las praderas albergaban a miles de animalitos, que en las selvas se abrazaban unos àrboles con otros como un reflejo de hermandad y que dentro de ellas existìan las criaturas màs hermosas, unos animales fantàsticos, que las aguas eran cristalinas y el azul del cielo hacia contraste con el cielo y el mar en pefecta armonìa, que ya no habìa contaminaciòn.
De la misma forma que nadie peleaba por el poder y que mis hermanos mexicanos podìan cruzar las fronteras sin ningùn problema y que ya no habìa discriminaciòn racia, que los fusiles desaparecìa y que en vez de ellos habìan miles de libros y que pequeños y grandes se deleitaban con leer.
De verdad, amigo o amiga que hoy lees este texto, no tenìa ganas de despertar porque contristeza veo que esto no es verdad, sinembargo conservo la esperanza que dando amor a los niños y sembrando en su conciencia valores morales pronto habrà un cambio maravilloso en nuestra vida y podràn disfrutar otras generaciones de una paz y tranquilidad que siempre ha querido proporcionarnos nuestro creador.
¿ Tù no sueñas?