Cada día tengo menos control sobre mis emociones, mientras más pienso en que no debo llorar las lágrimas se desatan, y cómo odio cuando esto ocurre!, basta que el brillo se asome por los ojos, para que algún ser humano con esas intenciones de mierda, de “buen samaritano” extienda sus brazos, te abraza y ya has perdido, el nudo en la garganta se apoderó de ti, las palabras se balbucean temblorosamente, y lo único que quieres es correr lejos para no ser vista, cómo odio que exista un testigo de mis lágrimas!... váyanse!, sus palabras no sirven de nada, no pregunten el motivo, no me miren, no me hablen, no se acerquen. La soledad es mi única compañera y en ella me quiero desahogar, no extiendan brazos que de nada servirán, no preguntes por qué derramo sal de mis ojos, ni siquiera yo lo sé, es un pensamiento fugaz que se mezcló con lo inicuo de la vida, un poco de “apoyo” externo y se refleja en esta cara roja, demacrada y con ojos brillosos.
Odio llorar…. Odio que me vean llorar,
Pero más odio no saber la razón de mi malestar,
es que simplemente la angustia no me deja mirar,
los ojos se han nublado, y no queda más que callar.
Quiero estar sola, déjenme en paz!,
el nudo de mi garganta no se aminora, sé que no lo hará.
Por favor no preguntes más…
Buenas noches, me voy a llorar.
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