Nada personal.
Enrabiado, ojos rojos, batió violento la puerta giratoria externa de la torre, irrumpió en la marea humana impávida, insensible, disparó dos tiros y esperó, nada para él. Hendió la cabeza de uno al azar y esperó, la calle siguió incólume; “Escuchen maté a uno, aprésenme, tómenme en cuenta, soy persona, soy Uds.” Uno o dos alterados: “Quítate imbécil, me atrasas” “Es tu asunto”. Hierático, vencido, con dignidad se dispara, cae silencioso; lo pisotean indiferentes, el ritmo de la ciudad sigue brutalmente armónico, abrumador destructivo, salvaje y normal. El resto fue ruido ruidoso y muerte silenciosa.
Choche20
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