no me queda nada
Despertaste en mitad de la noche y preguntaste por tu hermana y madre, me corrieron las lagrimas al verte en esa situación tan atemporal. Pedí que cada lagrima te de un minuto más y te deje ver la nieve, que el invierno te llegue con mis pelos. Que no te atrevieras a irte sin despedirte, que no me dejes tan solo, que nunca seas un poema del viento.
Hoy murió mi abuela
Estoy parado frente a su tumba. Aunque quizás este a miles de kilómetros, desde mi escritorio intento pensar en ella, recordar momentos felices que me dio, viendo si el amor aparece y mi cuerpo cae en lagrimas. Pero no, yo sigo ahí parado mirando la piedra y la tierra fresca sin ninguna respuesta. Siento como la lluvia cae sobre mi pelo y gotea sobre mi rostro, recordándome que el tiempo pasa con cada gota. Como mi cuerpo se sumerge lentamente en la bañera y mi corbata, signo del perro amaestrado y con bozal, se moja y desintegra.
Me avergüenzo de no encontrar mi tristeza, no es que este feliz sino que solo soy un receptor de hechos como si fueran una película, las llamadas por teléfono, y la sangre que dejo de circular.
Sigo esperando inútilmente una lagrima, y la lluvia empieza a golpearme con mas fuerza, las fuerzas que yo no tengo.
Al final, y recién ahora, me doy cuenta que esta es mi tristeza, estas son mis lagrimas, no puedo seguir esperando verlas en otro tipo de manifestación que no sean palabras. Todos mis sentimientos, como siempre, están en los papeles.
Dedicado a mis dos abuelas que están enfermas
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