-Me arden los ojos –dijo el ciego. Y metió sus manos en un cubo de agua fresca, para refrescárselas.
-Dios es Uno Solo- dijo aquel profeta. Y desde entonces, todos veneraron a Uno Solo.
-Respetemos a los seres inferiores que levantan caminos y construyen nidos y máquinas artificiales- dijeron los animales al referirse a los hombres, tan débiles y tan perecibles.
-Creo que la miseria que nos rodea se la debemos a los sordos, más que a los egoístas.
-¿Qué dices?
¿Traía puzzle el Diario de Ana Frank?
Texto agregado el 29-06-2006, y leído por 276
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