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Inicio / Cuenteros Locales / divadelasflores / Desde mi niñez. Adán

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Con qué carnal ternura te anhelé siempre,
todos los juegos de niñez eran poca cosa
cuando llegaba el momento de quedarnos solos.

Tú, yo, tu gato K-2 y un jitomate maduro.
Aquel fruto era nuestra manzana, Adán.

Subíamos a escondidas al desván de tu casa,
la duela oscura crujía con nuestros pasos.
En el silencio profundo solo la duela crujía...

Y nos comíamos la fruta salada y agotábamos
su rendondez y exaltábamos la delicia de su sabor.

Luego yo tiraba de tu mano hasta convencerte
de abrir la puerta que nos estaba prohibida
para ir a lo más alto de la Torre donde éramos príncipes.

Ya arriba contemplábamos nuestro pequeño reino:
una avenida llena de autos como corceles
y hombres de traje gris y portafolios eran nuestros vasallos

Entonces nos mirábamos cómplices y traviesos
y dejábamos que nos golpeara el aire intenso.

Intensamente. Así te quise Adán, así te quise.
Quise tu risa estrenduosa que irrumpía en la tarde
y el desdén infantil que te hacía el favorito de las abuelas.

Tú Adán, el dominante Señor que tiraba de mi pelo
Yo la frágil mujercita a la que nombrabas Eva.

Me empujabas suavemente, entonces yo corría enfurecida
tras de ti para alcanzarte sin lograrlo nunca;
maravilloso pretexto de la infancia.

Luego nos encontrábamos en aquel guardarropa de tu habitación
donde la oscuridad era guarida de nuestros sueños.

Así te quise Adán, entre juegos de niños, rondas y mascotas;
cuando yo era la prisionera en la Torre,
cuando el jitomate y el guardarropa y el crujido de la duela.

Y tu sueños eran un bombón y un gato más joven
y mi sueño era que no fueras mi primo, Adán.

Texto agregado el 29-06-2006, y leído por 235 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
19-06-2008 Tiene la belleza de un recuerdo de infancia obligado por la desazón que inunda al ánimo del adulto. Volver a ese lar es recuperar la energía mal invertida en la vida que nos impone la historia. Ese paraíso vivido regresa a nuestros vasos sanguíneos para oxigenar hasta el último hueso. El poema es un gran acierto. Es una manera de renovarse por dentro. Felicitaciones y un abrazo fuerte del niño que todavía me habita. fragoncum
30-06-2006 una torre prisionera de carnal ternura. Bello meditaturbio
29-06-2006 ahhh casi me sacas las lagrimas...remueves las arenas del desierto con esas frases...cielos!!! me emocione... panthera
29-06-2006 muy chevre el_dormido
29-06-2006 Tú, yo, tu gato K-2 y un jitomate maduro. Aquel fruto era nuestra manzana, Adán.Mis estrellas para ellos*5 garradeaguila
29-06-2006 Bellísimo recuerdos de la infancia, que plasmas con tanta belleza y amor. Te felicito ***** lagunita
 
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