El principio de cualquier cosa siempre fue muy difícil para ella. Amaba la inseguridad de su corazón, tanto como la seguridad de estar siempre en el “mal” camino.
Todo parece ahora como un gran sueño, en donde el protagonista es su pasado. Muchas veces le agarra un odio enfermizo el recordar sus vivencias anteriores. Es tan fuerte el divorcio que siente con su vida, que en esos momentos lo que mas anhela es un buen saque de realidad que la devuelva a donde pertenece.
Otras veces se aferra al pretérito como si fuera el único presente capaz de vivir en sus fantasías ante un mundo de irrealidades que se deshojaba como un viejo y usado diccionario. Ahí estaba su infancia, sus amigos, los juguetes, la colección de tapitas. A menudo se preguntaba si realmente todo había sido todo tan perfecto, o si tal vez su imaginación fue trastocando todo lo vivido hasta acomodarlo a su personalidad siempre cambiante. Ayer, niña capaz de obtener todo lo que quería. Hoy, ser que transita libre un camino, donde prácticamente nadie pregunta donde va el otro.

El tiempo no hacía mas que agregarle minutos a su vida y restárselos a su juventud.