Capítulo 1: La rosa

Era una mañana de primavera, como otra cualquiera....... los tenderos abrían sus tiendas, los policías se aseguraban que los turistas madrugadores no tuvieran ningún problema. Pero algo en ese ambiente tan tranquilo no encajaba....... el sol estaba teñido de rojo, pocas personas sabían a que era debido este fenómeno, pero Luciano Carmine sí lo sabía. Él era el padrino de una de las más importantes y envidiadas familias de Roma.

Luciano se levantaba temprano todos lo días, desayunaba tranquilamente sus tostadas con mermelada y leía ``Il giornale´´... pero hoy algo sería distinto. Cuando había llegado a la sección de sucesos (su favorita) algo le saco de su ensimismamiento, oyó a un hombre gritando en el vestíbulo de su casa. Cuando intento averiguar que pasaba, un chico entró sin previo aviso en el salón donde él estaba desayunando. Era Vito, su informador más valioso... y más joven desgraciadamente.
El chico al verle se quedó rígido, fue ahí cuando se dio cuenta de que estaba tumbado en el suelo con cuatro gorilas encima, éste dio un brinco y se sacudió a los matones de encima como pudo.
Luciano hizo un gesto para que les dejaran solos, estos obedecieron, Vito se quedó en medio de la estancia sin saber que hacer ni que decir... hasta que decidió empezar a hablar.
- Don Luciano...... yo venía a decirle......
- Lo sé Vito. ¿Quién era?...... ¿alguno de los nuestros?
- No Don Luciano...... no era de los nuestros...... era uno de los gorilas de Spinelli.
- ¿Se sabe quién lo hizo?...... ¿alguna familia sospechosa por el momento?
- Sí señor....... una. – dijo Vito balbuceante con gesto atemorizado.
- ¡¡Suéltalo ya por Dios!!
- La nuestra...... Don Luciano.
Luciano hizo un gesto de desaprobación, se dirigió a su sillón favorito frente al ventanal y fijó su vista a la fuente de los cuatro ríos....... y dijo:
- Averigua todo lo que puedas sobre el suceso...... y dale mis condolencias al señor Spinelli.
- Si señor lo haré de inmediato.
Cuando Vito estaba a punto de marcharse se oyó un griterío en el vestíbulo y en un abrir y cerrar de ojos entró exhausto Luigi Carmine, el hijo mayor de Luciano. Este se quedó sorprendido de ver a su hijo allí ya que hacía varios años que no se hablaban, debido a la repentina muerte de Rosario, la esposa de Luciano. Luigi estaba furioso y hecho un manojo de nervios, entró vociferando y dando empujones a los matones de su padre, los cuales no le dejaban acceder a la sala con la excusa de que estaba reunido. Vito le saludó con cordialidad, pero Luigi no le devolvió el gesto ya que él y Vito no se llevaban muy bien. El silencio se apoderó de la estancia y nadie se atrevía a romperlo, hasta que Luigi se decidió arrancar diciendo:
- Padre ha pasado algo muy importante que deberías saber.....
No pudo continuar ya que su padre le hizo un gesto para que guardase silencio y se calmase. Luciano esperó a que su hijo estuviese más calmado para proseguir.
- Ya lo sé Luigi................ ¿cuándo te lo han enviado?
- Me lo encontré en el felpudo de mi casa hace una hora.
- Déjame verlo.
Luciano se puso a observar la caja que su hijo había encontrado...... al abrirla se encontró una rosa roja con muchas espinas adornada con un lazo negro, símbolo propio de la familia Spinelli.
- No se lo comentes a nadie, menos a tu mujer y a tus hijos. Vete de la ciudad una temporada hasta que esto se arregle, llévate a la familia de vacaciones a Nápoles con tu tío, seguro que le encantará que le vayáis a visitar. Si ocurriese algo ya sabes lo que tienes que hacer.
- ¿Qué pasará con Pier y Vincenzo?
- No te preocupes por ellos, yo les avisaré.

- No me parece apropiado dejarte solo..............me quedo aquí.

- ¡¡No!!, y ni se te ocurra pensar que no me voy a asegurar de que estas en casa de tu tío en todo momento..........Vito – dijo señalando a muchacho – dile a Marcello que pase.

- Sí, enseguida Don Luciano – dijo mientras se escurría por una rendija de la puerta.

- Padre ya sabes que a Rosa no le gusta que nos adjudiques niñeras porque.........

- Luigi, no admito quejas..........Marcello os acompañará y punto. Ahora por favor retírate y dile a Vito que pase, necesito aclarar un asunto.


Mientras que Luigi se retiraba, muy a su pesar, Marcello se asomaba con miedo por la puerta.

- ¡¡Marcello!! Pasa, pasa............no tengas miedo, solo una cosa, quiero que acompañes a mi hijo Luigi y a su familia a Nápoles.
- Eso está hecho Don Luciano – dijo el chico con entusiasmo mientras que salía a toda prisa para preparar su maleta.
- Marcello – dijo Luciano – asegúrate de que están bien en todo momento. Y por Dios Marcello..........compostura.
- Sí Don Luciano, no le fallaré – dijo mientras salía atropelladamente pegando saltos.

Mientras Luciano le encargaba a su hijo a Marcello, Vito se mantuvo a la espera.

- Vito............pasa. Quiero que averigües por qué, cuándo y cómo la familia ha sido incriminada en ese asesinato...................¡¡venga!! no se que haces aquí todavía............
- Sí, Don Luciano.

Luciano tenía un mal presentimiento..........y no sabía por qué. Después de un rato de calma sonó un teléfono en la lejanía, de inmediato se asomó la cabeza de Margherita, su secretaria personal, por la puerta.
- Dime Margherita.
- Don Luciano, es la señora María, dice que es urgente.
- De acuerdo, pásamela – dijo mientras apretaba el botón para pasar la llamada – Dígame........
- ¡¡Luciano!! Buenos días - dijo María contenta de que su cuñado la atendiese.
- Buenos días María, ¿cuál es la urgencia? - dijo Luciano con una cierta dejadez.
- Por teléfono no Luciano, te espero dentro de una hora.
- Está bien, hasta dentro de una hora - dijo Luciano con reticencia.

CONTINUARÁ