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I Capítulo: La Grieta

En una grieta del confín este conocida como la grieta de Rayha la vegetación que hay a su alrededor crece a un ritmo exagerado, al ser plantada la semilla al día ya sobrepasa dos veces la altura de uno. La sorpresa que debe llevarse el que no lo sepa, (y más si es que si levanta campamento justamente a su lado) que a la siguiente mañana no sólo sobrepasa tres o cuatro veces su altura, sino que apenas logra divisarse la copa. Al avanzar de las horas el árbol sigue y sigue creciendo en todas las direcciones, por otro lado sus hojas cobran un verde más y más intenso, y al pasar no muchas horas comienzan verse flores. Pasado el mediodía y un poco, sus ramas ya rebosan de frutas. La mayoría de las veces ni las frutas ni las flores que se observan corresponden a las que debería de tener el árbol. Ya en la tarde estos maduran, y expeden un olor dulce que se puede percibir desde la distancia. No obstante al pasar de no demasiado tiempo sus hojas y frutos empiezan a perder color rápidamente, sus hojas pasan de un verde a amarillo, de amarillo a rojo, y de rojo a negro. Negro pues se pudren y sin siquiera despegarse antes de la rama. El árbol empieza a arquearse como un sauce sin poder soportar mas aquella podrida carga, se despedaza el tronco de arriba abajo sin crujir o gruñir, nada queda ya en él que pueda crujir, pues también esta podrido. Al cabo de un rato no queda mas que una especie de pasta negra mal oliente desparramado por doquier y un vago recuerdo que para la misma persona es complicado de aceptar.

Es tan profunda la grieta que una vez gritado con la suficiente fuerza desde el fondo en un par de horas solo se es capaz de percibir de la superficie. Claro solo si tienes las agallas de acercarte a ese lugar de fertilidad aparente, y esperar oír la indiscutible atrocidad del grito del Rayha, es tan difícil oírla y continuar la vida de la misma forma. Lo peor es que una vez escuchada, y habiendo sobrevivido al descontrol de los sentidos. La persona cada vez que se sienta infeliz volverá a oír el rugido resonando en su cabeza, perforando la cerradura de todo recuerdo doloroso, así hasta donde pueda soportar la voluntad de la persona. Es por todo esto que al Rayha se le asocia con la absoluta infelicidad.

Se dice que aquella grieta desde que se recuerda es así de profunda, pero que alguna vez estaba rodeada de extensos bosques que no se podrían, y de poblados, quizás incluso era el afluente de un río o dos. De aquellos tiempos existía un reino en que todos sus habitantes debían usar máscara que no dejaba más espacio que para la boca y los ojos, la cual se colocaba desde el nacimiento y no se quitaba ni siquiera para la muerte. El rey de ese reino desde cierta mañana al verse en el espejo sintió tal furia hacia si mismo. Su rostro no mostraba el esplendor de su persona, seguro que si fuera a tierras lejanas y vistiera ropas comunes pasaría como uno de los tantos. Los espejos pagaron su primer acto, de lo más pequeños a los más grandes fueron destrozados, sus constructores de no cambiar sus hábitos eran fusilados. Antes de poder sentirse tranquilo recordó que a menudo podía observar su rostro reflejado en el agua, en las bandejas, y incluso en la mirada de las personas. Convencido de lo que haría al salir al pasillo, tropezó con una máscara, de aquí la historia deriva un poco. Pues algunos dicen que tropezó con una máscara toscamente tallada en madera, pero fue esta la que le llevo a mutilar al pueblo donde sus habitantes en vez de corazón poseían una piedra preciosa del mismo tamaño que brillaba de forma visible por cualquiera cuando se agitaban. Y con estas enormes joyas hacer tal máscara que cumpliera su ambición. O bien dicen otros que tropezó ya con una máscara esplendorosa de oro macizo e incrustaciones de piedras de las más variadas. De ella dicen que fue la primera andanza de una persona convertida en monstruo. Sea cual sea el caso, la máscara satisfacía lo que su rostro no podía. Solo quedaba una cosa más, todos en el reino también debían usar una máscara, pues de otra forma le recordarían su estado anterior, y además ninguna de ellas podía ser mejor que la suya. Así lo hizo agradara como no agradara, y éste vivió por lo menos unos trescientos años más, es probable que aquél que murió con la máscara no halla sido el mismo que halla decidido colocársela. Al morir nadie se quitó su máscara, pues ya se había convertido en todo un hábito. Debieron pasar varias décadas para que empezaran a hacerlo. Aunque en su comienzo,hubieron muchos que lo hicieron,todos murieron y ninguno logró quitar aquella ley. Solo el que llamaron luego el Rayha (que significa el del grito atroz) casi lo logra, pero su acto no fue tanto visto como un acto de heroísmo sino como una afirmación de que era preferible olvidar pasivamente el poseer un rostro.

Texto agregado el 28-06-2006, y leído por 175 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
28-06-2006 Sinceramente, los errores de sintaxis no existen ante tan buena historia! *****. Un abrazo, parakultural
28-06-2006 Uff, en cuanto a errores de tipeo... era: "más cómodo", y "ciertos" (con ese) ja! Saludos. Natalie_Barnes
28-06-2006 Bueno, bueno, he encotrado cierto errores como:"de oro macizo y incrustaciones", creo que es: "e incrustaciones", son nimiedades, solo hacen más como al texto, ergo lo hacen más correcto. En cuanto a la temática, me parece un punto de vista interesante, me hace recordar a un pensamiento de Ernesto Sábato donde se planteaba la necesidad humana de usar máscaras para ocultar las verdaderas intenciones, sentimientos, reacciones, etc. y la pregunta era ¿cuál máscara usamos en nuestra soledad, para ocultarnos de nosotros mismos?, creo que tu texto es un desarrollo de esa idea, solo que está a manera de narración, o tal vez no, es solo una interpretacción. Confieso que los párrafos largos siempre me resultan incómodos porque tiendo a perder el hilo, sin embargo tu texto ha conseguido mantenerme atenta a pesar de su extensión. En fin, como esto se me está haciendo largo, te digo que me gusto tu texto, pero me hubiera gustado que fuese más largo, más explicativo, no sé, más largo porque es interesante. Supongo que a mayor longitud mayor edición no? Ahora sí me despido. Saludos. Natalie_Barnes
 
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