Era tan extraño, de pronto todo daba vueltas, todo giraba; tuve que dejarme llevar. Mi historia se alineaba en un orden perfecto, un golpe ahora seco, tan duro, polvo y partículas que no me dejaban respirar. Fuí una niña sana, alegre y felíz. Mis historias que no fueron muchas, se reflejaban en trozos de cristal que pasaban ante mi, o serían vidrios, o partes, piezas. Mi matrimonio, mi adorado, tanto que me cuidaste amor. Cada uno de mis hijos con sus rostros, vivencias, recuerdos, momentos. Cómo un segundo puede darme tal claridad mental. Lo comprendí todo, el motivo de mi vida, mis deseos, mis logros, mis frustraciones, las que fueron mis penas. Creo que mi tarea está cumplida, he entregado amor mi vida entera. Tambien tuve la claridad de entender que no saldría de ahí, no como quisiera.
Como despedirme y decirte que creo estaré bien?. El silencio no me asustó, el dolor no lo pude distinguir, inmóvil, dejando solo que las imágines corrieran. Perdóname no podré decirte que no lo sentí, el dolor, creo que es tan grande que adormeció hasta el alma. Como decirte que lo siento, que debes continuar sin mi.
Comprendí tambien el inmenzo terror a los accidentes, todo estaba escrito, preestablecido; es curioso ahora que ha sucedido ya no siento temor. Ya no distingo si mis ojos están abiertos o cerrados, no se donde están mis manos, si mi pelo está desordenado, si solo pienso o hablo, no siento nada excepto una intensa paz, todo quieto, y me dejo ir, lentamente, solo un invisible hilo de plata me une a mi vida, y me voy apagando, dejando ir, abandonando, olvidando... |