Y las horas muertas vagaron efímeras
Tras el manto de humo del cigarrillo.
Los momentos se volvieron cenizas,
Y las ganas opacas llenas de minutos
Pasaron como la lluvia en el cristal.
El agua escurrida en las calles trae
Consigo amargos pasajes de una vida
Exánime que lenta trate de volver.
Las imágenes vuelan; las colillas caen.
El mundo gira en son de melancolía
Mientras tus ojos me observan le
Y mudos. Los ecos del futuro se
Deslizan lacerantes entre las redes de
Un tiempo recóndito que avanza
Moribundo entre las pantanosas
Tinieblas del deseo.
Errante y lleno de nada me dirijo al patíbulo, con destreza escondo mi dolor en el bolsillo mientras mi verdugo afila su hacha. El golpe cae certero en mi cuello. Mi cabeza llora; mi sangre canta.
Camino entre la oscuridad cuando desde el fondo me acaricias con tu vos tersa. Mi cabeza se une a mi tronco, y mi sangre vuelve a escurrirse entre mis venas; nuevamente en vida observo a mi verdugo que huye despavorido al ver a fénix levantarse de las cenizas.
Luego tomas mi mano, y sierras el acto con una leve sonrisa y un delicado beso que me despertara en la realidad de mi solitaria alcoba.
Texto agregado el 27-06-2006, y leído por 129
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Un poema que se lee desde dentro del pensamiento del escritor, que transmite un caos de imágenes y conceptos de lo intimo y lo espacial. se sumerge al lector en la vorágine de un divagar que se hace eterno pero grácil al lector. funambulista
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