Si tengo el tiempo de favor mío, duermes en mis brazos,
y sólo respiro porque lo haces tú, mientras en silencio te miro,
y rozo tus labios pequeñitos, y siento tu cuerpo cálido junto al mío.
Al dormir tú, cambian mis latidos, y hago una melodía,
y una sonata y una elegía, y con todo ello me haces el día,
en que te tenga al alcance y la confianza de que duermas así.
Y te miro, si te siento en ese abrazo que me das acompañado,
de caricias, de temblores de tus pies y de tus manitas,
que se aferran un poco a mi cuerpo y me dan una razón para quedarme.
A cuidar tus sueños, para que cuando despiertes me beses de nuevo,
como sólo tus labios me saben hacer sentir que hasta en el sueño,
me extrañaste un poco, como me pasó mientras te admiraba al dormir tú. |