Yo, Juan Rodríguez, de profesión hechicero, con madre conocida, por su antiquísima profesión y un padre desconocido pero con tantas historias y epítetos maternos, declaro que no tengo cédula, que vivo en este Universo y que aunque sigo soltero, pienso que el estado civil es una mierda. Nacido bajo el signo de Escorpio, legalmente el día 15 de junio de 1.974, cerca del mediodía y día de cobro en esta hedionda ratonera, Caracas, Distrito Federal, prometida Nueva y Dorada Jerusalén del Nuevo Mundo, capital post-apocalíptica, cibernética, mística, antinuclear y latinoamericana del Continente de la Luz y de la Quintaesencia del Nuevo Mundo, El Dorado de la Nueva Era, Portal Multidimensional de la Conciencia y cuna de malandros, chivos bigotudos, lacras, panitas y jevas, profetizada por deidades Incas, Mayas, Araucanas y demás etnias aborígenes estratégicamente cristianizadas.
Como ser humano, tengo recuerdos borrosos, juveniles y traumáticos acerca de los años 80´s, gracias a las drogas, el punk, el olor de la laca y el maquillaje, mi estomago lleno de pintura de labios negra, el exceso de colores usados en las camisas y de nuevo, las drogas.
Añoranza por unos años 90´s demasiado confusos. Vender los discos de Nirvana o Radiohead para ver el vídeo de Metallica en vivo, edición especial, venderlo luego para poder pagar MTV y ver el vídeo de Prodigy. Robarme el cable, usar una clave robada para la conexión dial-up del Internet. Comprar un celular. Jugar con la mascota virtual de tu novia, soñar con irte a Nueva York para poder ver más seguido a King Changó, a Beck o televisión decente. Coleccionar discos en vinilo y cassette antes que pasen a la historia.
Y un año 2.000 que no trajo nada de lo que prometió, ni el mundo de los Supersónicos, ni el desastre Y2K y la implosión del mundo, la rebelión de las licuadoras y los microondas islámicos, el terrorismo de General Electric, nada de eso.
Nada de Robotinas sexuales, ni realidad virtual porno, ni siquiera la Internet me acerca al supermercado en este paísito do merda, lleno de extranjeros tomados a chiste en sus propias tierras, que nunca necesitaron estudiar, sino comprar baratu y vender caru, comprar rubadu y vender, vender, vender. Canarios y gallegos, madeirenses, sirios católicos de Aleppo, asiáticos súper reproductores que jamás dejan de ser de China, escapados del delicioso paraíso de la dictadura comunista, indígenas indigentes de las altiplanicies, mulas y narcos cuasi gochos, cuasi maracuchos, de doble o dudosa nacionalidad. Presidentes, personalidades, gente de alcurnia.
Tanto quejarnos de no haber sido colonizados por los ingleses o los italianos, como en el Cono Sur o los Iueseí, y nos llenaron la barriga del semen más desgastado que había: exiliados de guerra, comunistas perseguidos, minorías inválidas europeas, como dirían por allí, scum. Basura humana.
Sí, scum. La palabrita que siempre dice el teniente amargado y machista, o racista, o lo que contraríe el mensaje de calor humano que siempre deja el cine de Bruce Willis, Tom Hanks ó Nicolas Cage. ¡Scum, eso es lo que son ustedes, mariquitas!. Eso grita a todo pulmón, el viejo blanco, de cara arrugada, o el negrote malísimo de uniforme impecable, sobre todo se lo grita al loser de la película, con tatuajes, ex convicto, drogadicto, hijo de puta y padre borracho, sin casa ni trabajo ni dinero, sin educación, desesperado por no tener otro lado a dónde ir o alguna otra cosa que hacer, pero que siempre ha soñado con volar un F16 y defender a su nación. Yes sir! Yes sir, sir!
Y lo logra.
Cuando el terrible superior, lo humilla más que a los demás. Cuando le da más porciones de su homosexualidad reprimida y fetichista. Obligándolo a luchar con él, karate o boxeo, a desnudarse en duros entrenamientos con la típica manguerita, a las 3 AM. Acercando siempre su cara para gritarle, y tener los labios y sudores tan cerca uno del otro. Gracias a eso, el muchacho que siempre será scum, basura blanca, hijo de extranjeros y/o con un nombre que le provoca nauseas o risas al villano en uniforme, triunfa y es primero en su clase, luego de ser presionado para que abandone, o perdonado por una falta gravísima. Luego de las lágrimas del hombre de hierro que después de hablar de Vietnam, confiesa un amor paternal, que para mí justifica la obvia ambigüedad sexual.
Así logran estos desgraciados en nuestro país, siendo nuestra scum latina y europea de segunda clase, ser buhoneros, meterse en un rancho, lograr fortunas, cagarse en nuestras leyes, especialmente en las del trabajo, e implantar toda una tiranía, como si un reino de africanos civilizados gobernaran la tierra del despiadado colono blanco ario, o como si de un imperio de Hip Hop callejero, traumático y extremadamente estrambótico se tratase.
Se hace lo que ellos dicen, porque sus hijos disfrutan de lo más caro que el dinero puede pagar, en los ciudadelas que han invadido. Se casan con nosotros y se entremezclan. Se unen en clanes invisibles y tácitos, por nacionalidades. Se lanzan a alcaldes, pagan los sueldos de los proletarios criollos. Van a discotecas, ponen tiendas de marcas extranjeras y conocidas, gasten millones en imposibles. Trabajan incansables, ríen en su idioma.
Sin dejar de ser scum.
Espiritualmente hablando, he recorrido tantas religiones, tantas creencias, tantas farsas, que ahora sólo me queda un hedor y una podredumbre en lo que me han hecho creer es el alma, o el espíritu o eso que tienes adentrico y que te hace sentir, más allá del pensamiento o las emociones momentáneas, aunque todo eso queda mezclado al mismo tiempo, como la sangre y tu estomago, como tu cerebro y tus ideas, como tu orine y tu hígado. Decir que creo en Dios sería lo más fácil y cómodo que se podría decir; que no lo hago, más flojo aún. Creer en otras cosas o dioses o ideas, algo demasiado a la moda. Y no tengo ni fuerzas ni ganas, creo que ni siquiera capacidad para hacerlo. Ni siquiera soy famoso para presumir de ser cientólogo, budista o islámico, convertido, claro está, de otra forma, ¿a quien coño le parecería admirable tus dudas existenciales?
Creo que no hay futuro, que el pasado es un café frío y olvidado, que tú crees recién servido. Pruébalo.
Trato de vivir como un mendigo y como un rey, simultáneamente. Sólo el segundo que tengo ahora mismo, sin porqués, sin cuestionamientos morales impuestos, sin salvaje educación urbana y moderna. No creo en la muerte porque no me ha sucedido, y tal vez nunca me pase, de todas maneras, ¿a quién puedo contárselo?. No creo en la reencarnación, porque requeriría mucho esfuerzo. Creo en la suerte, como poderosa magia y motor de la Creación, porque es la única manera que tengo para explicar el que esté vivo.
Odio pensar que puedo explicarlo, o que de alguna manera, encajo en alguna parte o en algo. No es por las etiquetas, el club o la subcultura. Es simplemente que yo no soy. Deseando ser, a pesar de pensar, quizás existir. No soy.
Creo, sin embargo y fervientemente, en la literatura latinoamericana. Porque es inevitablemente nuestra. Nuestra comunidad está llena de premios, inventada por los mismos intelectuales y escritores, para otorgárselos alternativamente, creyendo que fomentan algún tipo de movimiento de base de esta manera, mirándose los ombligos, en una orgía multitudinaria de excelentísimos señores. Un fútbol sin goles, un béisbol sin outs. Una fórmula mágica, escapista y retrasada. Libros que hablan de temas agrícolas, que suben la temperatura, por el erotismo o los inhóspitos paisajes, que responden a la política y a los exilios, para quienes sufrieron el ataque del capitalismo gringo o de los generalitos dictatoriales, con cientos de regionalismos que nos hacen suspirar y decir: ¡Qué bonito y amplio es nuestro español! Para justificar un desorden y un crisol demoniacamente gigantesco de voces indígenas, influencias malsanas foráneas y colonialistas, infinitos regionalismos que hacen imposibles los cruces de frontera. El llamado castellano académico te haría parecer un retrasado. Los acentos locales, son bellas y humorísticas celdas.
De ahora en adelante, el ciudadano Juan Rodríguez, será llamado EL BRUJO y su distinguida clientela, LOS PAJUOS ESOS.
Antes de todo esto, yo tenía un trabajo. Y sexo. A veces incluso llegué a traspasar de la mano de mi jefe a la de mi carnicero lo que ellos llamaban dinero. No era pobre, pero no era rico, eso era lo peor que puede existir. Era un putrefacto clase media, queriendo, sabiendo, sin poder, con el agridulce sabor de quien se masturba obligatoria y melancólicamente, a falta de mujer. Pero había piano, jazz, whiskey, putas, vómito, amigos, poesía, 15 y último, perfumes imitación, lotería, atracos, un perola que yo le decía carro y un apartamento alquilado. No era infeliz, pero no sospechaba que sería ser feliz, así que nada importaba y yo seguía babeando ante unas tetas, escuchando chismes, viendo mucha televisión y comiendo hamburguesas o parrilla en la calle, después de la discoteca, el cine, la tasca, el polvo callejero.
Tuve varias novias, una esposa, dos hijos, y todos los naturalicé venezolanos. Les caía a coñazos a mis novias, abandoné a mis hijos, mi amante era la cachifa y embaracé a una carajita. Joropo, guasacaca y sancocho. Telenovela, Leones del Caracas y coño e la madre.
Yo, Juan Rodríguez, El Brujo, ya antes identificado, representando a la sociedad mercantil MENDEZ Y RODRIGUEZ C.A (MENDIGUEZ, C.A.) empresa mercantil constituida y domiciliada en Valencia, inscrita en el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, en fecha 21 de Diciembre de 1999, bajo el No. 28. Tomo 111-A, Registro de Información Fiscal No. J-7.526.058-9, en mi carácter de Vicepresidente, por medio del presente documento, declaro: Doy en venta pura, simple e irrevocable a uno de LOS PAJUOS ESOS, Nelsón Luis Gómez Aristizabal, mayor de edad, soltero, titular de la cédula de identidad No. V- 82.674.372, un vehículo de nuestra propiedad con las siguientes características: Clase: AUTOMOVIL, Tipo: COUPE, Marca: FIAT, Modelo:146 UNO C.S. 5, Año: 1988, Color: BLANCO Serial del motor No. 2781937, Serial de la carrocería: ZFA147BS8J0834259, Uso: PARTICULAR, Placa: XKD-319, según consta Certificado de Registro ZFA1468S8J0834259-4-2 de fecha 11 de marzo de 1998, el precio convenido para esta venta es de la cantidad de TRES MILLONES SEISCIENTOS MIL BOLIVARES (Bs.3.600.000). Esta será cancelada por el comprador, en moneda de curso legal a entera satisfacción. Con el otorgamiento del presente documento transfiero al comprador la plena propiedad, dominio y posesión del vehículo vendido. Y yo, NELSON, ya antes identificado declaro que acepto la presente venta en los términos expuestos. En Valencia a la fecha de su otorgamiento.
- Ahora resulta que el carro es robado y que la PTJ me anda buscando. Nelsón les dijo que yo ique era santero o algo así y los tipos andan involucrándome con un poco de peos de unos chamos desaparecidos y una tipa que mató al marido, que bolas!!!
- Te dije que ese tipa era un sapo, pa´mi que ya sabían de ti y todo eso, y el pana hizo que compró el carro y era para echáte paja, tenía pinta e policía el guevón ese.
- Ok, ta bien, pero si al menos yo tuviese algo que vé con eso, estuviese escondío, me entiendes? Pero nada que vé con eso, zape gato! En esos peos raros se mete es Zimbabwe, eso no le para bolas a nada, ta loco ese tipo, tuvo preso y todo en Tocorón, y de allí salió santo, ese es más arrecho! No sé que le pasó, pero ese tipo es cosa sería, tú me entiendes?
- Mira tipo, para los pacos, todos los negros somos la misma vaina, y ni se diga de los brujos, yo creo que te van a llevá preso y nadie te salva de esta, ni con brujería ni ná, mosca pues!
- Me tendré que invocá ahora a... nojoda! A toelmundo! A Changó, Obatalá, Bubaloo, Carlos Andres Pérez, a Simón Díaz y a Chávez. Coño e su madre, chamo, esto no pué sé verdá! |