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La revolución durmió sobre la mesa de un bar, ahogada en consignas que se estrellaron en la madrugada entre las botellas de cerveza y la guitarra olvidada, donde descansan aquellas canciones que inflaron nuestro pecho mientras tomábamos la calle y nuestras jóvenes voces las convertían en palomas que volaban al infinito llevando nuestro sueño hasta las patrias que queríamos liberar. La revolución descansa apacible y tranquila en algún cajón de la oficina de una ONG, entre planillas de estadísticas y cuadernos donde están los nombres que vemos de vez en cuando, de mes en mes, compañeros enfermos de desnutrición, hambre o simplemente olvido, rostros por cifras. Los ausentes estallidos suenan lejanos con las canciones de Sui, de Pablo o Silvio mientras viajan solas en la noche al lado del cantante que grita y putea y araña la gloria perdida sentado en algún banco de la plaza marchita,a la luz de los faroles y acribillado por las luces de los autos que pasan raudos, rumbo al consumo desenfrenado, ignorado por quienes alguna vez creyeron y se emocionaron con él hasta que la edad y las ataduras y urgenicas diarias los alejaron para siempre.
A la orilla del río, bajo la luz del foco de 20 watts, a donde la revolución tardará otro siglo en llegar, un hombre ve dormir a su familia, ve los altos edificios de la ciudad y se ilusiona con una vida mejor y a ratos mira como la lluvia se cuela por el agujero, cada vez más grande del techo. |
Texto agregado el 27-06-2006, y leído por 152
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Lectores Opinan |
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29-06-2006 |
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+++++ borian |
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27-06-2006 |
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Nada se pierde, todo se transforma, alguien una vez dijo. La revoluciòn no se ha perdido solo ha evolucionado... Kurmos |
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