El manto de la oscuridad reinaba por aquella calle solitaria por donde Cabeza de aborto camina. De debajo de un carro una criatura de ojos brillantes sale al paso de Cabeza de aborto.

Cabeza de aborto lo ve, es un perro blanco y patéticamente flaco. Se miran mutuamente y se examinan. Cabeza de aborto tiene miedo, trata de asegurarse de no ser atacado. Pero el perro se queda ahí parado frente a él. Cabeza de aborto grita para que se vaya. El perro sale asustado corre por la calle y es golpeado por un carro. Cabeza de aborto ve aquello con horror, los chillidos del perro son fuertes y Cabeza de aborto sale corriendo tras él. El perro cojea y al final se arrastra para meterse en un hueco. Cabeza de aborto lo ve, lo llama, le dice que salga que lo cuidará que será su mascota y su nuevo amigo. Cabeza de aborto se arrodilla y trata de hacerlo salir.

Los chillidos del perro se van haciendo silencio. Cabeza de aborto se pone las manos en el rostro y le pide perdón hasta que no lo oye más. Luego Cabeza de aborto se va. Cruza las calles sin voltear a los lados pero nada le pasa. Llega a su cuarto y duerme.