Tocaste el cielo, pero querías ver también el infierno
-creíste las mentiras que corrían furiosas-,
besaste mi boca y querías seguir buscando más labios
-me dejaste con el ansia de tus besos leves-,
cruzaste el mar y te envolvió la espuma
-para ti el mar era pequeño, necesitabas los océanos-,
me susurraste deseos y sueños que creí – breves-
y me lanzaste con tu arco gigantesco
contra la realidad intangible, sosegada, viva....
Ahora he aprendido –eso anhelo o no seré-
que debo dejarme amar y después amar yo,
primero deshacer mi piel con mil besos
y más tarde, mucho más tarde, dar algún beso
-¡me será tan difícil no asirte a mi piel!-,
apartar mi mirada de tus ojos como la mar
-profundos, gigantes, salpicados de peces-,
callar y así escucharte las nanas y los cuentos,
los gritos y las risas, las dudas y el asombro...
Adiós, amor, adiós....
Te dejo un mapa hecho con mi sonrisa,
un camino plagado de historias por crear,
un sueño con final abierto para que tu elijas
-¿podrás encontrar el final, sabrás seguir las marcas,
descubrirás el sabor de mis labios y su almíbar...?
El tiempo desnudará tus sueños, los míos,
los atará o los lanzará por sendas diferentes....
Adiós amor, adiós...
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