Son las once de la noche aquí en Buenos Aires, las 4 de la madrugada en Santander, y no puedo evitar tu imagen acurrucada bajo las mantas y durmiendo como solo los inocentes pueden dormir; estàs abrazada a tu almohada “vertical”, claro... de què otra manera podrìa imaginarte? Y te veo tan pequeña, tan vulnerable en ese momento de abandono al sueño, tan perfecta…
Miro por la ventana y afuera, sobre Buenos Aires, llueve “como la penùltima vez” como me canta Ivàn Noble desde la radio; y ahí la ciudad, alta, enorme, imponente… violenta y peligrosa, y me dan ganas de salir a la calle a buscarte y tal vez encontrarte en medio de ese mar de caras que me miran sin ver, rastrearte entre esa multitud de cuerpos sin rostros y descubrirte entre todos, tan diferente, tan invicta, aislar tu cara y tu figura y correr a tu abrazo que espera para recibirme, y hasta imaginarme que en medio de tanta agua caida no se den cuenta de mis làgrimas. Pero no… sòlo a un loco se le ocurriria salir a caminar en una noche como èsta, y yo, que creo que no estoy loco me quedo adentro; el cuarto es còmodo, calido, acogedor… y la cama inmensa. Después que Ivàn Noble se va, la radio me sigue escupiendo una tras otra todas las canciones que me traen tu recuerdo, ese que en los dias grises duele màs que nunca, entonces como si fuera el brujo de alguna antigua tribu y haciendo un abuso de mi imaginación mágicamente te traigo hasta aqui, conmigo. Te oigo llegar entre sueños y cierro los ojos. No puedo verte pero sabrè que estàs ahí, parada frente a mí, porque siento tus dos manos tomando mi cara, y sabrè que estàs muy cerca porque puedo sentir tu aliento agitado. Y luego lo confirmo cuando rozas tus labios con los míos, y cuando tu lengua urgente busca la mia, cuando tu boca se convierte en una caverna húmeda y caliente que me reclama. Entonces te aprisiono con mis brazos y te acuesto a mi lado, tu cuerpo se amolda a la perfecciòn debajo del mio, como si hubieran sido construidos uno para el otro, y cuando mis manos dibujan tu silueta desde tu cara hasta tu cintura te hago sentir que somos uno solo, que lo que me pasa me pasa por tí, que tengo fiebre y la culpable eres tú. Te digo que lo mío es contagioso pero no me oyes, solo atinas a cogerme del pelo en tu puño cuando tomo uno de tus pechos en mi boca, y a suspirar cuando tomo el otro. Te miro y te ruego que me detengas, te lo suplico en la certeza de saber que yo ya no tengo el control de mis actos y que solo tù puedes detener esto, pero no… tú solo sonríes y niegas con la cabeza. Me arrodillo ante tí y beso tu vientre tibio, y aunque sé que en ese instante el deseo puede hacerme morir en el intento no me importa; lo que deba pasar, pasará. Y cómo voy a poder decirte tantas cosas si no puedo dejar de besarte? Còmo harè para entender que extrañarte es el precio que debo pagar para tenerte alguna vez? Cómo explicarte que estoy hambriento aqui y ahora y que no hay manjar mas exquisito que tú? Y que la sed que tengo solo se aplacará bebiendo tus jugos mas secretos? Y cómo explicarme a mí mismo que cuando abra los ojos la realidad me escupirá a la cara que sólo me lo imaginé, que sólo fué un sueño? Cómo aceptar que no estás aqui en mi cama...?