Llegué una soleada tarde del mes de abril, ahora por lo menos lo sé. Lo que no sé realmente es el momento en el que me separé, involuntariamente de ese pedazo de ser, medio ser. Era tan solo un pedazo de carne pataleando y lloriqueando en el medio del charco sobre el seco pasto de aquel descampado.
No recuerdo mucho de mis primeros años. Parece ser que mi existencia se basa en este interminable presente. En remotas ocasiones, algunas imágenes invaden mi mente y no sé fehacientemente si es parte de mi realidad o de algún sueño fortuito en que me quedé dormido bajo la sombra del serbal de no sé dónde. No, no recuerdo mucho. Y ahora que pienso en lo poco que recuerdo no recuerdo nada.
No conozco muchas personas, tan solo las observo. Bien de lejos las observo. A veces pienso ser parte de ellos o mejor dicho ser ellos pero realmente no lo entiendo. Tal vez un sueño bajo la sombra de aquel serbal de no sé dónde, tal vez un sueño...
Presiento que he visitado infinitos lugares. Lugares tan inhóspitos como el mismísimo sol hasta aquellos yermos paisajes de la tierra. Tal vez incluso otros lugares pero en realidad no recuerdo.
Hoy estoy aquí y ni siquiera recuerdo como es que llegué ni que extraña fuerza me atrajo. Pienso que tal vez sufro de amnesia o alguna enfermedad mental. En realidad no lo sé, tal vez no recuerdo...
Hay días, no sé que días porque no puedo definir ni el espacio ni el tiempo, en que me siento aire y tranquilamente sin pensar en nada me dejo llevar hacia todos lados. Tan solo soy... a veces me dejo caer bien de lo alto, de una caída interminable. No pienso. Dejo que las cosas pasen. Luego me doy cuenta que estoy rodeado por agua y formo parte de todo... soy animal, vegetal... soy otras personas o me siento una persona...
Pienso, a veces en ese dolor que siento en el centro de mi ser. Por qué me duele? Si acaso he visto todo...
Qué es la alegría, la felicidad, las he conocido?, he sido feliz?. No lo creo. Tal vez en eso se basó mi vida, mi triste y solitaria vida. No lo creo. Muy pocos dias he tenido y morí en infinitas y eternas noches sin luna. Viví muy lejos del mundo y ahora que estoy muriendo en cuerpo me siento igual a todos. Tal vez igual que cuando nací... en realidad no lo recuerdo. Qué pasará cuando finalmente muera?, será todo negro, oscuro. Podré volar por ahí como siempre lo soñé?. Formaré parte de todas las cosas que existen en el universo. Volveré a nacer, a morir... tal vez lo sepa, tal vez no. Que hay mas allá de mi vida o de esta condición que me aqueja...?
Mi comportamiento es para nada obsecuente, se equivocan algunos al tratar de definirme. Ni siquiera pueden escucharme, entonces como pueden comprenderme?, comprender mi comportamiento. Hoy estoy aquí con este que no sé de dónde ha salido, de dónde viene ni adónde va?. Qué hace aquí conmigo y porqué me mira de esa forma en la que nadie nunca lo había hecho?.
Siento paz, tengo sueño, me siento abrigado, bien calentito. Los ojos me pesan y me cuesta estar despierto. Y este todavía me sigue mirando. Me sonríe, ahora toma mi mano y me da algunas palmadas. Quién es?, por que no estoy preocupado como antes en conseguir un pedazo de pan que calme mi hambre y estirar un poco mas la hora de mi muerte?.
Recuerdos del pasado inundan su mente, lo presiento. Casi lo estoy viviendo... su triste y cansada mirada traspasa el cielo raso de esta humilde morada.
Está por llover y la noche esta cayendo, lluvia y truenos, un poco de viento. Las cañas del techo se mueven y las paredes ya están chorreadas, el árbol del fondo se ilumina. Fue muy cerca ese rayo.
Cómo hacer que desaparezca esta horrible sensación de angustia si a medida que el tiempo pasa, la vida solo eso me propone?, qué debo hacer con este corazón tan lleno de penas?. Renunciar a la condición absoluta del que todo lo puede no es la solución verdadera, dejar de luchar a mitad de camino no es lo que me caracteriza. Debo descubrir el lugar de la fuerza, en algún lugar de mi cuerpo, encontrar la soga que me saque a la superficie y volverme a sumergir a mi antojo en su mundo. Llegar y tener el poder del Dios al que todos temen. Todavía falta bastante camino, muchos obstáculos, más penas aún que afrontar y de una vez por todas librarme de esta cárcel-cuerpo que me ata y me limita a esta insana condición de muerte viva, que me enseña pero me lastima.
_Soy todos y cada uno de ustedes, dijo. Por fin cerró sus ojos por siempre. Un destello de luz iluminó la espesa negrura y la fría y húmeda habitación pareció encalidecerse, un aroma a no sé que flor penetró en mi nariz y me picó en los pulmones. Su mano, aún en las mías, me apretaron por ultima vez y su famélico cuerpo dio un último retorcijón sobre los piojos en su mugrienta cama. El serbal del fondo fue arrancado de raíz por el fuerte viento y su perro lanzó un desgarrante aullido a la vez que se perdía entre la noche. Y yo, el eterno solitario por fin pude darle significado a mi vida. Recordar el pasado y entender el presente. Extendí mis desteñidas alas con asombroso brío y de un impetuoso salto me deje llevar por la suave brisa de aquel triste día de otoño.
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