Querida vida:

Buenos momentos hemos pasado, nos hemos reido y llorado de muchas cosas. Y tanto el comienzo como el final, fueron momentos muy experimentales para mi ser. Y bueno, sobre todo el comienzo. La casa, el jardin, mi padre quejandose de la vida y mi madre, contandome esas historias que tanto me gustaban. Todo era diferente, era bueno, era relajante. Viviamos en una esquina de un viejo barrio, por el mar. Y el gran oceano me traia nostalgia y curiosidad cada vez que lo veia. Me gusto cada vez que levantaba la mirada hacia el horizonte, y ver el sol siendo empujado por Apolo mientras brillaba cada vez un poquito menos. Y bueno, despues viene la juventud y el colegio. La etapa mas experimental de todo. Crei que me quedaria solo, pero no fue asi, todo cambio una tarde cuando la conoci a ella, en las afueras del parque, cuando terminaba esos grandes deberes. Todo era un desaste, y que decir de mi aparicencia, que era un desaste, fisicamente y espiritualmente. La vi pasar, y se sento a mi lado, mirandome como un aguila a su presa. Sentia mucha atraccion, y mucho deseo. Y yo solo le respondia con mi silencio y mi timidez, bueno con que mas le podia responder. Ella solo queria pasar un rato agradable y yo solo queria conocerla a ella. Y fuimos buenos amigos. Pasamos todo el tiempo juntos, celebrando y entrisiteciendonos. Cada momento con ella eran como mil años en el cielo, era un regalo. Su suave pelo y sus caricias, hacian de mi la persona mas suertuda del mundo. Y por unos minutos me sentia engatusado por su mirada.

Despues del colegio vino la universidad. ¡Que buenos tiempos aquellos! fue algo muy relajado, mas que nada porque los dos estudiamos la misma carrera, y la veia mucho tiempo, en mis largos ratos de estudio. Nos queriamos uno al otro, y cada uno velaba por el otro. Recuerdo aquella vez en la que me llevo a su cuarto, y pudimos experimentar el uno del otro, esa fue mi primera vez. Tantas caricias, tanto amor, tanta fe en cada uno hizo el momento un momento tan magico, que nos hizo una union mas fuerte.
Acabamos la universidad, y decidi que era tiempo de escribir algunas historias. Me dedique a la escritura, al arte, y a ella. No pude parar de pensar en ella, estaba en cada rincon de mi corazon. Cada obra de arte, cada novela escrita, cada cancion hecha, era una manifestacion de amor a esa mujer que todo su cariño me dio. Pero no podia dejar que el momento se pase y que el viento se lleve. Entonces decidi visitarla. Cuando la visite, estuve demasiado tarde, ella se marcho a Paris, a nunca volver. Y no me quedo otra que irla a buscar a cualquier rincon del mundo.
Muchos dias, muchos meses, y muchos años, encontre el tesoro que tanto anhelaba. Cuando la encontre, supe que nunca la volveria a perder. Asi que nos casamos, y formamos una pequeña familia. Vivimos el uno para el otro, todo iba bien. Creiamos que todo funcionaria de lo mas regio del mundo, hasta que comenzaron muchos problemas, ella me dejaba por otro, mi adicion a las drogas y el alcohol, me prohibieron jamas nunca volverla a ver. Despues del divorcio, vivi en un mundo pararelo a lo bueno, lindo y blanco. Vivi en un mundo donde los pajaros nunca cantan, y el sol no se esconde en ese oceano que de chico me animaba, por su partida.
Me dedique, toda mi vida a escribir una carta sin fin, y prometi dejarsela a quien amara por segunda vez. Pero nunca fue asi. Me moria por volverla a ver, una vez mas para saber un poco de ella y de mi hijo. Asi que regrese lo mas rapido posible a su casa para ver como estaban.
Me encontre en un lugar donde todos se vestian de negro, y salio un hombre parecido a mi, mas joven y mas alto. Era mi hijo, que vino a abrazarme por las cosas que habian sucedido. Le pregunte: "Que ha pasado?" , y el me respondio lo mas triste que me mis sentidos pudieron escuchar: "Mi mama se suicido". Entonces mi alma se rompio en pedazos, se cayo de una mesa muy alta y se partio como un vaso. Nunca me pude recuperar de ese duro golpe.
El resto de mi vida, fue escribir muchas reflexiones mas que las tengo guardadas en un viejo baul. Y quise regresar a ver el mar de nuevo como mi padre me lo enseño de niño. Regrese a mi viejo hogar, con las maderas apolilladas, el cemento salitrado, y las esperanzas vivas fui a ver el mar de nuevo antes que este viejo foco se apague. Al ver el mar, comence a sentir una extraña sensacion, todo era muy blanco y bello. Veia cosas muy buenas, y lindas, entonces me puse a llorar melancolicamente.
Despues de un par de años, me di cuenta que mi salud no era la correcta, y me fui al hospital. Cancer muy avanzado fue lo que tenia, y mis esperanzas fueron hundiendose mas y mas. No podia hacer nada en contra de la marea. Y decidi que el mejor lugar para morir era ese viejo lugar donde creci y ver el mar otra vez antes de dejar este mundo cruel. Una vez que llegue a mi casa, pude ver por ultima vez, el mar tan bello, y el sol tan resplandiente ocultandose para mi. Todo se apago...

Fue una triste historia, pero muy bella al final. No, no tuvo un final feliz, pero si pude saber de lo que me espero. Una vida llena de cosas buenas, y muy buenas. Como tambien todo lo bueno tiene un lado muy oscuro, pero yo no crei en lo oscuro, sino me deje llevar mucho por las cosas que ocurrian. No solo pude experimentar mi vida, sino tambien la muerte. Es por eso que me mantengo siempre escribiendo esta larga carta que en mi lecho yace para siempre. Y esto fue... no solo un mal recuerdo de cosas que con las que no me sentia agusto de hacer, ni un buen recuerdo porque no hice lo bueno de acuerdo a mi plan, sino fue algo que paso, una leccion mas aprendida de las ochocientas mil que aprendere dentro de mucho tiempo. Ojala sea asi...

P.D: Una de mis lecciones, entre las tantas que pude aprender en mi vida fue no volverla a dejar nunca. Siempre te tendre presente aqui, porque ella fue algo tan importante como la vida que tanto perdi, ella lo fue todo, y todo lo fue ella. Es una de las tantas frases que pueden decir que cuanto la extraño, y que en mi vida pasada, si no la supe amar, ahora la estoy amando como nunca, ahora que estoy solo. Una leccion muy aprendida...

Juan Cancio