A veces contigo, siempre sin ti.
A veces me pregunto:
¿para que tengo uñas en mis dedos?
si toda la piel que tengo en los extremos,
no me alcanza para un sólo cuerpo... el que yo quiero.
A veces me explico:
debiera notar que no me dejo vivir,
pero dejar correr una vida si no es contigo,
me procura una sensación... éste eterno partir.
A veces me salgo de los brillos,
hago vueltas de carnero en tus ojos,
luego regreso a la calma de tus labios
que pacientes bordan en mi boca aquellos besos flojos.
A veces el cielo se trasforma,
se me encoge y se me agranda,
recuerdos de la tormenta o de la calma,
que juntas y separadas transitan en tu mirada.
A veces el hielo se deshiela,
una forma de olvidar la pesquisa,
si al dejarse abrazar el alma de tu pena
varios llantos cicatrizan.
A veces camino solo y nadie me ve,
o sólo con mi amor te espero a cada instante,
cuando mis ansias son de tanta sed,
y mis pasos el silencio expectante.
A veces miro a ambos lados, a todos,
me refugio en la risa de los felices,
y me aparco un par de estrellas en mi cuarto,
para crearme un niño menos triste.
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