Laberintos que me hacen llegar
a un solo lugar en donde no quiero estar.
Caminos empedrados y dolorosos.
Vientos fríos, charcos…
Nubes grises, pantanos,
rincones oscuros, noches tenebrosas.
Sale el sol por unos momentos
y creo en su promesa de quedarse.
Una nube se acerca
y cubre lo bello y claro de mi vida.
Y vuelven las tinieblas absurdas,
absurdas y desesperantes,
se ríen de mí y no me dejan dormir.
Aparecen monstruos gigantes
sin rostros pero con voces estruendosas,
sus brazos se enredan al tratar de atarme.
Corro con miedo y tropiezo,
vuelvo a levantarme con las rodillas heridas
y los tobillos casi rotos.
Me escondo, evito respirar para que no sospechen,
para que no me encuentren,
cuando los creo lejos,
salgo y sigo, pero vuelvo al mismo lugar,
me están esperando a carcajadas
Me echo al suelo llorando desconsolada,
me acarician burlantes,
siento sus manos pero ya no puedo hacer nada
Mi cuerpo sin fuerza, y sin fuerza mi alma.
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