Sus parpados estaban muy pesados, sus ojos no le permitían identificar con certeza en que lugar se encontraba, poco a poco fue incorporándose hasta sentirse completamente despierta, estaba en una amplia habitación, con grandes ventanas a través de los cuales una tenue luz anunciaba la noche próxima a venir, la cama era tan cómoda pero realmente lo que más la sorprendió fue la pijama que estaba usando, era de una suave seda y de un pálido color lila, con un diseño algo antiguo.
Todo a su alrededor era tan familiar, pero su cabeza no dejaba de dolerle, era una especie de sensación de vértigo, sacando fuerzas de donde no las tenia, se levanto de la cama y se acerco a un tocador de madera que tenia un gran espejo, se froto los ojos una y otra vez, ese rostro le era conocido, unos ojos grandes negros, pero tristes, cabellos largos ondulados y muy oscuros, pero no era el de ella, se cogió la cabeza con ambas manos, sintió un relámpago estallar en su cabeza, como si una película pasara por su cabeza se vio a si misma muy feliz corriendo por la casa con unos pequeños, una niña y un niño de alrededor de 5 años, necesitaba un vaso con agua, su lengua la sentía como de plomo, un recuerdo tras otro venían a su mente y un extraño dolor se aferraba de su pecho casi hasta dejarla sin aliento, sosteniéndose de las paredes salió de la habitación, toda la casa estaba en penumbra, pero logro encontrar un candelabro y unos fósforos que le ayudaron a iluminar un poco su trayecto, bajo cuidadosamente por las escaleras, con la certeza de quien conoce de memoria los espacios, aunque con la poca luz proveniente de las velas no se observaban claramente todos los detalles de los inmuebles de la cocina, se venia un manto de polvo y telarañas en los rincones visibles, además ese silencio y la atmosfera tensionante de no saber si hay alguien más, el grifo esta algo duro y oxidado, el agua tenia ese sabor a oxido y sin esperarlo nuevamente ese relámpago en su cabeza, ahora veía una mano empuñar un cuchillo y enterarlo en... y el agresor tiene el rostro de...
-Yolanda... de quien?.
-Javier, de nuevo no pude verle el rostro?
-No Yolanda, estas segura que no lograste verle el rostro, mira que en las anteriores regresiones nos ha estado sucediendo lo mismo, nunca llegamos al punto que queremos.
-Amor, tal vez es que simplemente no me conviene saberlo, no se supone que no debes presionarme? haber mi querido psiquiatra, porque tanto interés?
-Yolanda, sabes que todo lo que tiene que ver contigo me importa y además..
-Además que... Mira cariño, si este juego de la hipnosis te afecta tanto, mejor voy a donde un colega tuyo y ya, no creo que eso tenga que ver mucho con nuestros problemas, mejor lo solucionaríamos si vamos a terapias de pareja, no te parece mejor?
-Te parece que yo el mejor psiquiatra del país deba pedir consejos a alguien sobre mis problemas conyugales? te parece ...no seas tonta!
-No me hables así, tonto tu que te obsesionas por estupideces y sabes, yo si voy a ir a un terapeuta, no soporto más vivir con estas pesadillas, tu no me estas ayudando mucho.
-Yolanda, no, no hagas eso, te prometo que no me vuelvo a enojar y voy a ser muy paciente contigo.
-No más! no quiero oír eso otra vez, desde hace tres año, desde que eres mi marido, he oído lo mismo, es más, creo que desde que te conocí ha aumentado notablemente esa sensación de angustia y esas pesadillas.
- Ahora resulta, que soy yo...(suena el teléfono), yo contesto el teléfono
-No quiero empezar a pelear otra vez, voy por agua,
El rostro de Javier se había transformado, estaba muy rojo y sus ojos despendían centellas por su gran enojo, la llamada no le agrado y menos si era Wilson su ex-compañero de estudios con quien siempre tuvo gran rivalidad, por saber quien era el mejo y llamaba para confirmar una cita con su esposa.
Yolanda ni se percato del momento en que este entro a la cocina, enojado y reclamándole, se acerco y miro uno de los cuchillo, entonces pudo recordar el rostro del agresor...mientras en medio de la turbación se lavaba sus manos de la sangre de su marido.
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