Hundida en medio de mi miseria descubro que cada segundo se hace eterno. Insoportable se vuelve mi silencio, insostenible es esta espera de volver a tenerte, te extraño, te consuelo con mis lágrimas de mi propio terror como si mi vida acabara. Clavo mis uñas en tus lugares más ocultos, pero no logras responderme,
¿Por qué suelo destruir el refugio que me sostuvo cuando te conocí? Eres parte de mi pelo, eres un pedazo de esta ausencia, eres el llanto de mi piel nocturna.
Aún recuerdo tus manos destrozando mis vestiduras como si el siglo terminara, todavía encuentro tu olor en mi cama y dentro de mis pliegues. Incluso puedo describirte con los labios cerrados, con los ojos muertos, con mi piel cristalina y con mi cuerpo sumergido en las tinieblas de un sepulcro.
Quizás te rememore eternamente, quizás te olvide mañana, quizás esto es una quimera guardada en una botella vieja o sólo mi humana realidad de mujer añeja y amarga.
Destruí nuevamente este loco corazón con las hojas de tus suspiros cautivos, mismo lugar, misma fecha para escuchar tus lamentos y aquellas duras mentiras de amor. Distancia, esta distancia que nos une y nos separa se vuelve un gran baúl de lamentos, de errores, de estúpido sufrimiento renaciente.
Construyo la existencia de un sentido bajo normas excluyentes hasta de mi misma.
Retrato esta historia bajo un puente de cristales rotos, cubiertos de mar y canela, con una pizca de romero para que el amor no hiera tu lejano corazón de soldado, con una flor de jazmín para dejar de temer y recuperar mi fortaleza olvidada.
Lloro, lloro, pero para olvidarme de mis pecados. Lloro, lloro, para perdonarte los tuyos…Algún día volveremos a estar juntos en este viejo cuadro de momentos llenos.
Bayerly®
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