Algunas veces
me has preguntado
con cierto sigilo
por cuál balanza
me inclino
¿Heterosexual?
¿Lesbiandad?
¿Homosexualidad?
En broma
a veces
te respondo
"heteroflexible,
gracias".
Sin embargo,
hace poco
tomabas
de mis labios,
un beso
¿retador, acaso?
¿Descubríamos así,
que no eras "él",
sino que te transmutabas
en "ella"?
¿Que yo no era "ella"
sino ahora, caballero andante?
¿Que si quitamos las comillas,
en realidad
nos descubrimos como dos seres,
dos personas que necesitan
amar-se, amar-nos, amar?
Te sentiste confundido,
yo sólo tomé tus manos
y vertí mi argumento:
"El ser humano es bisexual,
no te sorprendas,
no te digo a ti que sí
porque podrías
asustarte,
tampoco niego
que me gustaría hacerlo".
Esos ojos grandes
se quedaron prendidos
como gatos a la luna
"Tal vez podría ser,
hoy, no lo creo...
mañana...
tampoco digo que sí
pero tampoco me niego".
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