Inicio / Cuenteros Locales / silvita / paralelismo
No siempre suelo dormir tanto, sin embargo el cansacio del viaje había alterado mi metabolismo. Arrullada por el mar cerré los ojos y me dejé llevar. No se en que instante la realidad se transformó en un túnel oscuro por el que caía a una velocidad extraordinaria. El vértigo era la sensación dominante. Quería despertar... tenía conciencia de que tan solo era un sueño pero ni siquiera mover la cabeza como otras veces me devolvía a la vigilia. Resignada me dejé caer como peso muerto. Aparecí detrás de una ventana observando una inmensa pradera verde invadida por una fuerte sensación de estar atrapada, presa, ahogada... vi mi brazo extendido vestido de terciopelo azul con una manga preciosa que terminaba en punta y en mi mano un collar de cuentas de madera que cayeron estrepitosamente al suelo, rodando por doquier ante el sobresalto que aquella voz gruesa y autoritaria que me gritaba "¡sos la esposa del rey, comportate como tal...carajo!!!" me había provocado. Con la pesadumbre aún dominando mis latidos desperté. Sin praderas ni collares. Con el mar y la arena pero con la misma angustiosa certeza de estar atrapada, presa, ahogada y casada con un rey. |
Texto agregado el 01-01-2004, y leído por 516
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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08-11-2004 |
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este lo he entendido más o menos, pero no me ha llegado como otros tuyos, aún así, si no me ha llegado, pienso que es xq no lo he entendido. pabliniking |
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08-11-2004 |
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este lo he entendido más o menos, pero no me ha llegado como otros tuyos, aún así, si no me ha llegado, pienso que es xq no lo he entendido. pabliniking |
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20-03-2004 |
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Me acuerdo de una película que se llamaba La princesa que quería vivir. En este cuento resumes toda la tristeza, soledad y melancolía que deben agobiar a aquellos seres que nacieron en cuna de oro, transfigurándose su vida en un calvario dulce, un castillo dorado dentro del cual hay que respetar rígidos moldes y tradiciones sin sentido. No debe ser fácil para nada ser la esposa de un soberano déspota, también esclavo de sus propias normas. Te comprendo Silvita que ello te haya aterrorizado pero no es una excusa para que cierres tu libro y yo me quede afuera sin siquiera poderle avisar a tu guardia palaciega que acudo a tu llamado... Un muy buen cuento que te deja con ganas de seguir leyéndolo para saber en que acaba todo. GUI |
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13-01-2004 |
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Buen trabajo, tenes veta para cosas mas grandes...seguile vato |
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01-01-2004 |
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me gusto mucho, eres buena, escribe más, me gustaria leerte. perseo |
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