A orillas de un piano se escucha un latido acelerado.
A orillas de aquel piano negro azulado profundo.
Color de mis espejos adoloridos, ausentes.
Robando el trueno del cielo comienzo a tocarlo
Y a sentir fuegos en mis dedos hipnotizados de cansancio.
Cada nota es un suspiro herido.
Cada nota es una palabra muerta.
Que debe flotar en la sangre fría.

Y comienzan a caer los pesares de día nublado
Y chocan en mi ventana
Y chocan en mi alma.

A orillas de un piano se escucha un grito desesperado.
A orillas de aquel piano pálido, solitario.
Yo lo acaricio y doy todo lo poco que tengo.
Mi ojo, mi vida, mis uñas.
Y luego recojo mi ojo sufrido.
Lo doy vueltas
Me lo pongo
Y se nubla de nuevo
No sale nunca más el SOL.
Nunca más.

A orillas de un piano se escucha una muchacha sola.
Pensando en la nada.
En nada más.