Inicio / Cuenteros Locales / amorlatino / Momentos de placer y amor
A esos momentos maravillosos en que se mezclan placer y amor sin saber si el amor se hace de placeres o si los goces están hechos de amor, o si no tiene absolutamente ningún sentido distraerse a distinguir entre ambos, a algunos de esos momentos hoy le canto. Son momentos de química intensa en los que se escribe la constitución y se forma la atmósfera en que se aglutina y compacta una relación como esta a la que también le canto.
Ese momento en que me miras abandonada y confundida en la entrega que llorando de alegría hace tu alma mientras te hace parpadear y latirme desde las olas que vienen y se retraen en la playa de tus entrañas; ese momento que dibuja en tu rostro y tus ojos la lejanía a la que te arrastra el placer; ese momento en que quieres verme, en que te deleitas mirándome envolverte en una niebla que cubre y tupe tu piel de gozo; ese momento en que quieres regalarme una sonrisa pero no logras terminar de dibujarla porque te dejas sumergir irremediablemente entre las algas del mismo mar en que me tienes hundido; ese momento es uno en los que tus ojos me bañan de amor y placer al mismo tiempo.
Ese momento en que cierras los ojos y devaneando entre sueños brota de tu boca la cascada de ecos y salmones rosados nacidos del murmullo entre las paredes que labra en su roce el gusano de seda del que te amamantas; ese momento en que cantas guturales y destempladas canciones leídas del pentagrama que sopla con sus alas el viento que conviertes en aliento cargado y caliente que te seca los labios; ese momento es uno en los que es tu voz la que me baña de amor y placer al mismo tiempo.
Ese momento en que remonta mi cabalgar aferrado a la grupa y te volteas a mirarme inyectada de curiosidad lasciva y desafiante desde el rostro al final de tu espalda convertida en horizonte inmenso y tensado por la flecha en su arco disparada reiteradamente al mismo blanco; ese momento en que me estremeces al ver como de ti emerge la bestia ebria e intoxicada bebiendo incontrolada del manantial efervescente de tus propias hormonas; ese momento es otro de los que tus ojos me devuelven, cual venganza, flechazos envenenados de amor y placer al mismo tiempo.
Esos copiosos momentos en que, sin aviso, me dices “te quiero” con la lengua del alma que moja los labios mordidos; o cuando lo dices con la suavidad de un arroyo que al desembocar en su río pronuncia, entre suspiros, un “te amo” que golpea y hace campanear al corazón repiqueteando en cada erizado poro de piel; o cuando lo dices con las golosas yemas de tus dedos saturados del tibio licor que supuras impregnado del aroma de mis palabras; o cuando lo dices susurrado inmediatamente después de un beso que casi nos ha asesinado de asfixia mientras las lenguas se buscan y retuercen acariciándose; o cuando se va formando el “te quiero” entre la saliva que sale por las comisuras emocionadas de sentir mis labios pegados a tu pecho y tu seno entero en mi boca que lo sorbe mientras lame la intranquila lengua el pezón sorprendido; o cuando lo dices acompañándolo de un poderoso y casi rabioso “coño” que te quema los labios e inflama de azul la esperanza haciendo del “te quiero” una vivencia palpable espesándose en la sangre que corre buscando rebosar todos los pétalos, intersticios, brotes y tallos que repentinamente van poblando nuestros cuerpos; esos momentos son los que destilan la savia de la que están hechas las montañas sobre las que nace, crece, anida, vuela y goza nuestro amor.
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Texto agregado el 19-06-2006, y leído por 118
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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12-07-2006 |
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Bellisimo!! te dejo mis 5* me recuerda algunos maravillosos instantes vividos..., un abrazo. kalanidhi |
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19-06-2006 |
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muy hermoso*5 terref |
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