Su aroma y el recuerdo
Ahora que ya todo pasó y ella y yo ya no estamos juntos, como loco busco su aroma a cada oportunidad que tengo. A veces, parezco obsesionado con ella, pero yo sé que eso no es verdad, o por lo menos espero que sea así. Busco su aroma, el cual llevaba irradiando por los diez continuos meses que estuvimos juntos, porque me hace recordar muchas cosas. Entre ellas, la que más recuerdo es aquella primera cita que tuvimos los dos, donde todo salió mal, pero donde, felizmente, al final, los dos terminamos muy contentos. Recuerdo su aroma, presente en aquel característico primer beso en la mejilla con el cual se saluda a las mujeres, a las amigas. Presente también en la primera vez en que ella y yo juntamos nuestros labios, en una de aquellas danzas que no tienen ritmo, que se dejan llevar, apasionadas, sin música ni letra, sólo con un lenguaje natural no expresado hasta ese momento, momento en el que los dos nos dimos el primer beso. Y tampoco podría faltar su aroma en las mil y un peleas que tuvimos. Tampoco faltó su aroma en el día en el que me fue infiel. Ni mucho menos faltó su aroma en el día en el que a todo le di fin, para no seguir sufriendo más. Pero aún así, con dolor y alegría, extraño ese aroma, aquel dulce, ácido, suave y tierno aroma, aroma que al entrar por mis fosas nasales y al ser percibido, al ser olido, despierta en mi mente miles de recuerdos, todos malos y todos buenos, pero que en sí, me hacen recordarla y el recordarla, me gusta.
|