Conclusiones
El texto que a continuación se presenta, forma parte de las conclusiones inconclusas del autor sobre el oficio de escritor, escribano, demente o como se le quiera denominar o nombrar.
CONCLUSIÓN #1:
Todo escritor es egoísta, egomaniaco y exhibicionista a la vez. (¿O sólo yo?) ¿Por qué aseguro esto? Para explicar este punto, me permito retomar un fragmento de otro texto llamado “La Paradoja del Escritor”1:
“Tienes el deseo de vaciar tus entrañas en el papel, pero ese censor intransigente que vive dentro de ti te lo impide...te susurra al oído – no lo hagas, no desnudes tu alma – y tú no lo escuchas”. Todo escritor experimenta esa sensación de incertidumbre que lo repliega y le impide escribir. La mayor prueba de este egoísmo es un diario, esa novela no publicada que guarda celosamente los secretos más profundos de su autor. El escritor es receloso de enseñar sus trabajos. Sólo aquellos dignos de su confianza pueden acceder a su talento y he aquí la prueba de su egomanía. Es egoísta, sí, pero por lo mismo, va alimentando su ego al no tener la opinión del exterior y creer que su obra es única. Hasta el autor más inseguro y tímido tiene el deseo oculto de ser reconocido por su obra, alcanzar la fama y exhibirse al mundo.
CONCLUSIÓN #2:
Todo escritor tiene (o desea) un público ideal, aquellas personas hipotéticas que son iguales a él y que entenderán, por más indescifrable que sea su obra, las intenciones de su autor tal y como él las pretendía. A pesar de lo que pueda expresar el autor acerca de que sus textos sean “sólo suyos y de nadie más”, el destino final de estos, si no son destruidos por su creador, son llegar a ser leídos, destrozados por los demás.
CONCLUSIÓN # 3:
Todo es 90% de transpiración y 10% de inspiración, por más que la frase popular diga lo contrario. El que la acuñó, seguramente era un desobligado o tenía mucha suerte. Sólo la disciplina lleva a la perfección en cualquier ámbito de la vida. Pero aquí hay se debe tener cuidado y no exagerar. Todo con mesura. En el momento en que la disciplina en la vida, es más importante que la vida misma, todo se desmorona. El escritor, más que otra persona, necesita de la vida para absorber el material que luego transformará en letras. Si la disciplina no lo deja vivir entonces ¿sobre qué escribirá?
CONCLUSIÓN #4 (Posiblemente la más importante):
La escritura es la mejor terapia. Permite expresar los sentimientos más sublimes y también los más infames. Y todo sin costo alguno y sin dañar a terceros.
NOTAS:
1. De manera complementaria se le ofrece al hipotético lector, la oportunidad de consultar el texto “La Paradoja del Escritor”, disponible en esta misma comunidad electrónica.
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