Buuuffff, bbbuuufff pobre, que viaje le espera… que impotencia sentía, la palabras se le agolpaban todas en la garganta esperando tener un poco de valor para vomitárselas todas.
Sus padres se iban de viaje, el se había levantado mal, enfadado. Cuando madre e hija se encontraron en el baño ella dijo..Anda que lo que me espera a mi hoy.
No lo entendía, como podía estar tan ciego, tan sordo y tan enajenado en si mismo creerse con el derecho de echar broncas a diestro y siniestro. De hacer a las personas pequeñas y feas y malas y tontas. Cuando el se levantaba así todos huían, todos estaban aparentemente ocupados, todos hacían peripecias por desaparecer de la bomba expansiva de su ira, objetivo: salir de casa.
6 vidas. 6 tiempos, 6 caracteres, 6 personas, 6 silencios contenidos, condicionados a que el gran jefe supremo estaba enfadado. 6 miradas cómplices que se ayudaban en el lenguaje secreto que enseña el miedo. Esas 6 personas ya no recibían golpes, eran grandes, mayores aunque claro, unos inútiles que sin el no serian nada.
Ella podría olvidar, no guardaba rencor por aquel día en el que no supo comerse los caracoles y aprendió a trotazos dos cosas, que la culpa de todo la tenia su madre y sacar al bicho del cascaron aunque estuviera muy muy profundo. Ella no quería recordar eso pero cuando veía a su padre ensobrado, mirándolo todo para encontrar el desorden y entonces gritar: - No, si vosotros no tenéis la culpa, la culpa de todo la tiene vuestra madre…al menos los años lo habían cambiado para bien, ya no decía la guarra de tu madre…
Ella quería olvidar pero podía ver a su madre en el coche llorando mientas el conducía y le gritaba lo inútil que era, para lo poco que valía y sabia que su madre pensaba .-Ojalá me muriera ya de una vez..
Que le pasaría en la cabeza, que fuerza interior, exterior, del cielo o del infierno lo hacían hablar así, que educación lo había destrozado tanto como para hacer sufrir de una manera tan cruel, que egoísmo le mentía en las sienes y le hacia creer que tenia el derecho y el deber de hacer daño. Que animal andaba comiéndole la razón.
Ella no quería recordar, quería olvidar y las gotitas de sangre en la pared blanca se le aparecían de nuevo, le producían nauseas y lagrimas, asco y pena.
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