LA VENTANA MÁGICA
Dos seres andaban en la nada y en el todo del universo, un día por casualidad se abrió una ventana y se comunicaron, se dijeron algunas cosas sin importancia, no tenían nombre, ni tenían rostro, ni cuerpo. Cada uno buscó un nombre cualquiera para identificarse entre ellos, también aprendieron a abrir la ventana que les permitía comunicarse cuando la soledad o alguna inquietud aparecía o simplemente se contaban trivialidades que cada día se hacían más profundas.
Uno de ellos – Hola
Hola, decía el otro.
-Que hiciste hoy?
- Salí de paseo, vi una niña con hermosos ojos color de miel y sonrisa de sol.
-Y tu?
- Algo especial, cuando iba a cualquier parte, me encontré con un ancianito muy dulce, su sonrisa desdentada, me hizo recordar la sonrisa de un niño y que cuando ancianos volvemos a ser niños.
- Si, cierto los niños y los ancianos son los polos de la vida y cuando se les da mucho amor, son muy dulces.
-Y el ambiente se llenaba de palabras y de risas y desbordaban los sentimientos más nobles de esos corazones en comunión.
El reloj del tiempo marcaba los segundos y minutos que se convertían en las horas y en días y en noches; algunas veces uno o el otro abría su ventana y seguían charlando, pero cada vez surgía con mayor fuerza la necesidad de un rostro, de un cuerpo y de un nombre. Ellos sabían que estaban allí, que existían como existe el viento, como están las olas del mar, a veces serenas y otras tumultuosas, como están las flores en el campo, las aves en el espacio o las estrellas en el cielo… Y se reconocían, más no se conocían.
Por alguna causa, hubo un tiempo que uno de ellos no podía abrir su ventana, por lo que en las noches del campo abierto, bajo el cobijo de las estrellas y el arrullo del viento, pensaba en su ventana que no podía abrir y en ese ser que adivinaba, al que ponía rostro en su imaginación, al que ponía dulzura en los ojos y sonrisa adornada con perlas en los labios que sentía entreabiertos en un dulce susurro que arrullaba su alma.
-Señora Luna ¿Cómo se abre mi ventana mágica?
-Señora Luna, dígame Ud. ¿Cuándo podré abrir mi ventana mágica?
-Señora Luna si ve a mi amiga, dígale que extraño sus palabras en la ventana, que extraño la voz que no oigo y la sonrisa que no veo.
Decía a la luna, quien le observaba desde lo alto con curiosidad, adivinando en la silueta, que se recortaba bañada por la luz de plata, el alma que buscaba, no sabía que y que preguntaba algo para lo que ella no tenía respuesta y la luna intensificaba su luz pata iluminar aquella silueta y consolar su alma……
Y del otro lado, los pensamientos fluían en una extraña sintonía, que sabiendo o más bien adivinando, como se cruzaban las ideas en el espacio infinito, cual lluvia de estrellas fugaces que rasgan las tinieblas de la noche y así también aprendieron a comunicarse con el alma.
-Se que sonríes pensando en mi, se decía el otro ser.
-Se que me extrañas, como te extraño a ti.
-Señor viento dile que le extraño, que adivino que piensa en mi
-Dile que yo tambien le recuerdo.
Una noche cualquiera, una noche especial, se abrió una de las ventanas y el ser esperaba, y el tiempo pasaba, lento, pesado y esperaba que la otra ventana se abriera. hasta que ¡Al fin! ¡OH, milagro!, nuevamente ocurrió, la ventana estaba abierta y un HOLA, infinito se marcó en la ventana abierta, titilando con luz propia. Esa noche fue especial, allí estaba el Pequeño Gran Amigo, cuyo verdadero nombre era AMISTAD, al que la magia puso rostro, dibujó ojos y pintó sonrisa, el otro ser estático también tenía rostro, sonrisa y ojos. Y entonces Amistad le nombró TERNURA.
Amistad y Ternura que por algún tiempo se reconocían, pero no se conocían, se identificaron en una armonía fantástica y celebraron ese encuentro, o más bien reencuentro con sonrisas, con palabras, con música y se adueñaron del universo y sus almas danzaron en el espacio del amor más sublime, el del alma, el que regocija el espíritu y se olvidaron del mundo, porque siempre estaba allí, en otros mundos, en otros espacios y en otros tiempos, donde siempre se encontraban, donde siempre se encuentran y donde siempre se encontrarán y eternamente habrá una ventana que abrirán por siempre en la eternidad, porque AMISTAD Y TERNURA SON ETERNOS, en el espacio y en el tiempo.
Y siempre que se encuentren abrirán su ventana mágica y el abanico de sus almas, cual flor que abre sus pétalos para regalarse uno al otro el perfume y en cada pétalo escriben la historia de su eterno encuentro que se sucede en cada vida y aún cuando sólo son polvo cósmico en el universo, por que su historia ni tiene final……