La tarde viene con un cáncer cíclico
Y nos deja desahuciados solitarios
En cada rayo muerto
Que trasluce nuestros cuerpos moribundos
Posados como gallinas al madero
Con la cresta muerta
Y las plumas tiesas
Son los síntomas de la sombra
La llegada de la tarde
Sobre nuestra existencia deforme
Sin peso que clasifique a nuestra presencia
Pero esta tarde de cáncer
Y gallinas enfermas
Es la huella inlavable
Del ser nada
De la helada suerte mía
Y de un corazón rengueante
Atado a las tablas desastilladas de la apatía
Texto agregado el 17-06-2006, y leído por 127
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Lectores Opinan
01-08-2006
Silencio y escucho...ese murmullo..ese dolor callado y latente.. pienso agitando los pensamientos... eneas
27-06-2006
muy muy bueno! el final me ha gustado mucho, saludos! anag