No me empieces a explicar que es ser un observador. No no! No te lo permito! Porque de estar al otro lado del vidrio es de lo que más sé en la vida. Porque te puedo enseñar mis muñecas llenas de marcas de fallidos intentos, en desesperación, por romper lo inquebrantable. No empieces con eso de que se puede girar o cerrar los ojos. No no! Eso no se puede. Te lo digo yo que cual Edipo he querido arrancármelos. Que he querido mirar hacia otro lugar para evitar el dolor. Pero eso no es posible. Estoy destinada a mirar y mirar en la única posición que conozco. Esta que ves. Sola. De la que sé tratas de sacarme pero que no logras. A lo mejor entiendes lo que significa desesperación. Tú logras ver algo? La mayoría no logra ver gran cosa. Yo lo veo todo, ya sabes. Cada detalle, cada estrellita en el firmamento de ese mundito extraño que estoy obligada a ver. Si si ya sé que me estoy muriendo. Ya sé lo que dice el médico. Es que no saben lo que es estar así. No saben. No es que haya querido meterme en donde estoy, no! Pero ya sabes que soy curiosa y husmeé por allí con descaro. Lo que pasa es que llegué tarde. Y me comunicaron que la única posición que quedaba en el teatro era la de observador. Te divertirás, me dijeron. Al comienzo debo confesar, me divertí mucho. Me reí, incluso aplaudí pero luego la situación empezó a ponerse grave. Porque yo estaba harta de mirar quería ser protagonista. Porque me enamoré del actor principal, quería ser actriz ya sabes. Pero los papeles estaban copados. Y no hay devolución, no hay nada. Yo sé a qué has venido, pero tu intento es vano. Creo que me entiendes un poco. No hay salida, No duermo, los observo mandándose mensajitos. Porque ellos tampoco es que estén cerca pero se prometen cosas. Se dicen pronto pronto. Se comunican ves? A mi? A mi nadie me habla. Yo solo miro y miro. Si te has dado cuenta estoy más cerca de él. Al ladito. Pero él no me mira. No me escucha. Por esto del vidrio. Él está concentrado en los mensajes, los regalos, las cartas para ella. Porque ella ganó el papel y es lo que se merece.
Si lo peor es que yo leo cada mensaje, envuelvo cada regalo con él, hasta pienso los besos y los abrazos con él. Porque mi función es esa. Observar. irremediablemente. Piensan que es fácil que uno se terminara acostumbrando con los años, pero hay poco aire. No creas que no he intentado robarme alguna carta, algún beso. A veces lloro si. Pero es parte de esto, los ojos se cansan. Lloro por ellos también, porque no están cerquita. Quizá así yo podría dejar de mirar. Viéndolos felices, Aunque por alguna razón sé que de lejos están mejor. Guardan la esperanza. El amor está calientito, guardadito, en espera, a punto de explotar pero esperando al fin. Yo? He querido lanzarme a sus brazos incluso con el peligro de caer al frío suelo. No se puede. No creas que no sabe de mí, un par de veces a la semana pasa por mi ventana a saludarme. Él no sabe que puedo verlo todo. Cree que esta es una simple ventana. No sabe. Qué si ya estoy participando? No eso es como detrás del telón, Entiendes? Él hace un esfuerzo por sonreír. Yo trato de ocultar mis penas, mi estupidez, trato de hacerle un bonito globo para que se lo lleve a casa y se acuerde un poquito de mí. Él lo tira por algún parque mientras saca sus lápices para empezar todo de nuevo, las cartas, los regalos, los besos, las promesas. Queda poco aire aquí. A veces llora. Yo quiero consolarlo pero no puedo. Mi amor no es amor. El amor es de dos. De tres? Espero que pronto llegué algún otro curioso que me sustituya. Y yo pueda irme un poco de acá. Pueda irme y no verlos más. No ver que su amor crece con el tiempo. No saber todo de ellos. No leerlos y releerlos tratando de hacerme creer que todo aquello es para mí, que también soy partícipe. No romper lo que yo escribo porque nadie me lo recibe. Mi esperanza está allí, en un nuevo curioso que me saque de esta posición. Un condenado que salve a otro. Que me perdone él. Ahora vete. Que no serás tú, tú no! Ahí viene y ya me toca seguir mirando.
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