Sentado y aburrido sigo esperando
que el aire me deje respirar,
que el mundo se canse de ir tirando,
que resulte apropiado mi final.

Sentado y triste estoy soñando
que ya nunca volveré a despertar.
Morir está bien siempre y cuando,
no confundas cobardía con piedad.

Y si el tiempo se me agota alrededor
si mis labios se cansaran de besar,
no quiero lágrimas ni muestras de dolor,

mucho menos un pomposo funeral.
Absténgase el negro de ser color.
De ataúdes o cenizas ni hablar.

Que me sienten en la esquina del salón
sírvase un banquete en el centro.
Aprovechen, a esta ronda invito yo,
de nada sirve ser rico en el infierno.

Por último, si no es mucho molestar,
por favor dejad el balcón abierto.
Tal vez Lorca me quisiera visitar.
Ventajas que tiene el estar muerto