Hablamos de otro mundo sintiendo diferente, qué importa a donde vamos, controlamos el presente, divagamos continuamente, a juicio de muchos, inútilmente, sin importarnos el cuando, como, ni porqué vivimos de la vida el instante y del instante construimos los cimientos que recogen la esencia de la vida. Conformarse es pecado mortal y el amor papel de biblia, nos está prohibido juzgar, caemos siempre hacia arriba. No conocemos dolor, ni lágrimas de fácil costura, si te hace sentir mejor: felicidad igual a locura. Y es tan simple como no dormir, siempre soñando despierto, atento a cualquier temblor, no hay quietud en el firmamento. Nuestra luna es más grande que el sol, su belleza no deslumbra, tan solo al cerrar los ojos se ve lo que de verdad importa. No hay sangre derramada, el fuego ya no nos quema, somos donde no queda nada, existimos en silencio, aunque nos duela. La espiral nos alimenta, la tristeza nos cobija, no hay caminos ordenados, siempre erramos sea cual fuere el que elija el destino, y si un caso, indiferente es el rayo un buen vecino, alejando la tormenta. No entender este dilema es el fin de mi existencia, que las leyes sean enemigo y el que quiera entender que entienda.