Se sentó sobre un cantero mientras exhalaba pesares e inhalaba almas, hasta volver a su morada. Detrás, un enjambre de sueños se diluía en esa apacible tarde rodeada de infinitas tumbas e infinitas lápidas... Ana Cecilia. ©
Texto agregado el 30-12-2003, y leído por 336 visitantes. (7 votos)