He tenido dos hijos, el último nació el treinta de Enero pasado, con bastante retraso, pero ¿qué le puedo hacer? Me retrase en casi todo. Hubo una época en la que pretendí creer que me aferraba a la juventud, cometí ese error, en realidad había convertido mi vida en un exceso casi continuado, devoraba cada día que pasaba como si fuese el último. Un accidente de tráfico del que salí ileso, físicamente, me abrió los ojos, ya había perdido diez años entre la decadencia de la noche y los abusos contra mi cuerpo.



Ahora, mi ahora, comienza en el año 96, me encuentro muy bien, ella me ha dado la oportunidad de abordar una vida más relajada, aunque con los problemas de la cotidianidad, claro. Gracias a ella, y en la hija que tuvimos, he podido ver que el futuro es, en esencia y para mí, la necesidad de crear algo mejor de lo que yo fui, ojalá no me equivoque en esta ocasión.



Volví al barrio, mi hijo debería de haber sido bautizado en esa parroquia, así lo teníamos pensado, pero por algo que me ocurrió el día cinco de Enero, decidí que fuese bautizado en otro lugar.



Mi sueño, me siento a veces a oír canciones del pasado, me hacen recordar que mi ahora es mejor que aquel entonces lleno de dudas y ambigüedades, aunque a veces, simplemente me hacen recordar, y de vez en cuando, consiguen que mis deseos reprimidos ganen y recuerde a esa persona, hace mucho, alguien vedado para mí, quizá el mejor de esos momentos fue el último, en el que más lejos la vi. Recuerdo aquel breve instante, una chica con su hijo recién nacido.



¿Por qué?, y que más puede importar, a veces sientes aprecio por alguien, puedes llegar a expresarlo o por el contrario reprimirlo desde un primer momento. Todo aquello que entierras en tu mente puede con el tiempo ahogar tu realidad, obsesionarte. Quizás la represión fue parte de mi cobardía, pero en algún momento te surge la necesidad de soltar tu realidad. Dudo que jamás me hubiese sentido con fuerzas para desahogar mi mente, de no haber sido por tantas coincidencias, no lo hubiese hecho.



Ya no más, me siento demasiado bien ahora para creer que pueda traicionar a nadie, nunca fui natural, siempre desee decir mi verdad, mis complejos me lo impidieron. Siempre me quedó el saber que fue de aquella chica, ahora creo estar seguro de que es curiosidad, casi obsesiva.



¿Tiene todo esto importancia? Tan solo es el recuerdo agradable de un breve instante de mi vida.