Toca la cruz de mayo que rasgó mi rostro
y yo no quiero fiestas, dadme ese mosto,
mosto de móstoles, falsos olivos marrones de ladrillo
te vigilan, nos miran, quieren hacerte picadillo.

yo, me siento tan borracho cuando uso mi propia mente
pero la embriaguez no me hace olvidar lo pendiente
y acercarme al calamar que quiso escupir su tinta en mi ojo
su alma es como la de cualquier gato cojo
¿porqué siempre acabo meando entre matojos?

Invade la elevación que sobresale de mi plasma
sin la necesidad de presenciar pasados fantasmas
que se depilan con tiras de caramelo
siento que más, no puedo, se me cae el pelo
mientras otros se arrancan las varices a bocados
el mundo esta loco o estoy yo equivocado?

Basandome en silogismos no alcanzo
a comprender porque no vendí este adosado
en vez de alquilarselo a aquél moro de mierda
embelesado quede de sus palabras lerdas
bendito el suelo que pisan los adinerados de mente.
suelo donde no crece hierba, ni siquiera siente
el frío del hielo de mi congelador, un día roto
y otro estropeado, como el ser humano
que un día se rasca con el pie, y otro con la mano.

Amor, divino tesoro, cuanto te custodia mi odio
en el fondo del armario de donde salen dos niños atados a un piano.